En Toledo hay un producto turístico que consiste en paseos nocturnos por el casco histórico de la mano de un o una guía que cuenta leyendas de la ciudad. Ahora mismo estoy en Toledo, en compañía de los padres de Mamen y de Sara, una de sus hermanas. Sara quiso contratar esa excursión pero la gente que la organiza se encuentra de vacaciones navideñas. Aunque solo llevo cuatro días en Toledo, me veo con fuerzas e ingenio suficientes para montar el evento yo mismo. La idea se me ocurrió mientras paseábamos por la calle del Hombre de Palo. Un hombre de palo es un autómata, una especie de robot. Creo que hay alguna leyenda en torno a este personaje, pero no la recuerdo con claridad. Gracias a Internet, “al señor Google”, investigar es muy fácil, al menos investigar en la epidermis de las cosas, si embargo, inventar es divertido. Entre lo fácil y lo divertido siempre elijo lo segundo. Si mis compañeros de viaje me dejan, esta noche, después de las uvas y del champán y de las copas y del baile, los llevaré al puente de San Martín y les contaré la historia cuyo esqueleto he esbozado en el siguiente texto. No he podido elaborarlo más por falta de tiempo.
Un abrazo y Feliz Año Nuevo a todos, y un deseo, que la Nochevieja de 2011 sea recordada con cariño y emoción durante el resto de nuestras vidas.
Historia de la calle del Hombre de Palo.
Resumen. El tío era un psicópata y deseaba con toda su alma asesinar a una mujer después de hacer el amor con ella o incluso durante el acto en sí. Pero su reputación de gran relojero se lo impedía porque nunca estaba solo, era muy conocido, muy respetado, le costaba mucho fabricarse una coartada perfecta. Bla bla bla. Entonces se le ocurre construir un muñeco idéntico a él para que todo el mundo crea que es él mientras él se reúne con prostitutas que acabarán estranguladas en sus propias camas, etcétera. Todo le sale bien, diseña el muñeco perfecto, un robot de madera, hierro y cera, y le da instrucciones para que se mueva por la casa y se deje ver paseando calle arriba y calle abajo. Un poco de rollo dramático y varias prostitutas estranguladas después, ocurre algo asombroso. El Hombre de Palo empieza a pensar por sí mismo y la primera duda que le proporciona su cerebro mecánico es la de cómo funciona el tinglado que hace que una persona se mueva y hable y haga casi todo igual que él. Y así, de una manera científica, se dedica a abandonar su puesto de trabajo algunas noches para vagar por la ciudad con esa duda en la punta de una navaja. Al día siguiente, las calles de Toledo siempre amanecen ensangrentadas con el cadáver de un niño, de una vieja, de un perro o de una recién casada. Los cadáveres están eviscerados y hay trocitos de carne diseminados en un círculo casi perfecto de dos metros de radio. La policía no sabe qué hacer ni qué pensar. Antes eran prostitutas las que morían, (sin derramamiento de sangre), ahora, las víctimas no solo eran prostitutas sino que la muerte podía cruzarse con cualquiera. Toledo se quedó vacía. A partir de las tres de la tarde, nadie salía de casa. Se folló mucho en esa época. La historia acaba de la única manera posible. El relojero descubre restos de sangre en su robot y cree que es el Diablo en persona, y que esa sangre es la de las mujeres que ha venido estrangulando en los últimos meses y decide acabar con él antes de que alguien lo descubra. Se lo lleva al puente de San Martín y le empuja, pero el muñeco se ase a la manga de su camisa y caen los dos. Al relojero lo encontraron moribundo al día siguiente en la orilla del río. Dicen que sus últimas palabras fueron, cambrón, yo nunca te ordené que mataras a nadie, y ahora me has matado también a mí. Los testigos aseguran que parecía que se estaba dirigiendo a un hombre de palo. Éste no apareció nunca. Una teoría es que llegó a Portugal y estuvo sembrando el pánico en Lisboa hasta que se fue a Canadá escondido en un barco y allí desapareció para siempre. Para muchos, sin embargo, el Hombre de Palo sigue en el Tajo, en alguna cueva o directamente debajo del agua. Creen que de vez en cuando sale, pero ya no lleva a cabo sus experimentos en plena calle sino que secuestra a personas de las que no se vuelve a saber nada nunca más, preferentemente turistas.
PD. La palabra cambrón no es una errata. Se refiere al nombre de una de las puertas de Toledo, la puerta del Cambrón. Se conoce por cambrón a un hierbajo que solía crecer mucho en esa zona y que incluso invadió la muralla.
Antonio Romera
Toledo. Diciembre del año 2011.