Hoy he observado un fenómeno muy extraño y sutil que podría representar un atractivo turístico en toda regla. He observado que el agua fría y el agua caliente suenan distinto. Como sabéis, antes de ducharse hay que dejar correr el agua hasta que sale caliente. Eso es lo que he hecho esta mañana, y como todavía no me he adaptado completamente a la vida sin curso, me encontraba como ensimismado, escuchando distraídamente el choque del agua fría contra el suelo de la ducha. De repente, el sonido experimentó un leve cambio, puse la mano bajo el chorro y, efectivamente, el agua ya salía caliente. Más tarde repetí el experimento con el grifo del fregadero y el resultado fue el mismo. Gracias al sonido pude averiguar en qué momento exacto el agua empezó a salir caliente. Del mismo modo, las cascadas del Arroyo de Prado Negro y las del río Gor no pueden sonar igual, pues aquella está fría que lo vives y ésta, no. La experiencia turística sería grabar el sonido de ambas cascadas y compararlo. Incluso podríamos grabar un documental turístico cuyo título sería El Giliturismo o Grandes hitos del giliturismo. Hablaríamos del turista alemán que se fue al quinto coño a ver osos polares y se lo comió un oso polar, y de aquellos dos que se fueron a las islas Seychelles sin pensar en los tiburones y a los dos se los comió un tiburón, y del motrileño que volvió de Italia diciendo que lo que más le había gustado de aquel país fue la Capilla Cristina. Amigos, el giliturismo está al orden del día y nosotros, que somos guías de ruta modernos, debemos adaptarnos y aprender nuevas técnicas. Cuando tenga otro ratillo hablaré del turismo a ciegas, que puede ser una gran fuente de ingresos y que forma parte del gran abanico del giliturismo. Un abrazo.
Antonio Romera
Sierra Elvira. Octubre del año 2011. Lunes 10 sin curso.
PD. Os regalo un amanecer Diciembre de 2006.

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