Se acercan las noches largas y oscuras de los aparecidos, llega la hora del turismo nocturno: aquelarres, Santa Compaña y Ánimas Benditas. Mi jefe catalán me preguntó un día si por aquí había cementerios interesantes y yo le dije que por aquí todos los cementerios son interesantes, aunque el de San Miguel, en Málaga, destaca de la media por ser el segundo de España y por sus historias de fantasmas. Algunos guardas nocturnos abandonaron su empleo cagados vivos por miedo a los muertos y a sus manifestaciones paranormales. La historia de los cementerios es una historia reciente, algo más de doscientos años. Antes de mil ochocientos, la peña enterraba a sus muertos junto a las iglesias y hete aquí que las iglesias solían estar siempre en el centro de los pueblos, con sus espadañas apuntando al Este, y así les iba, con epidemias de peste un lustro tras otro. A principios del siglo XIX comenzó la práctica de enterrar a los difuntos en las afueras, donde ni el hedor ni la peste pudieran afectar a la higiene pública. La orden fue dictada en el año 1787 por Real Cédula del Rey Carlos III. El cementerio de San Miguel fue construido en 1810 y es considerado como la principal necrópolis monumental de Andalucía y una de las más destacadas de todo el país. Desde hace algunos años ya no se entierra a nadie allí (posiblemente porque la ciudad ha crecido y lo ha engullido), pero sirve como columbario. Merece la pena hacer una pequeña excursión a Málaga para verlo. Pero yo recomendaría también, ya que estáis allí, presentaros y conocer al hermano Pepe, el encargado de todo aquello. En su juventud perteneció a la congregación de los Hermanos Fosores de la Misericordia. Esta congregación nació con los cementerios y su única misión era rezar por los vivos y los muertos y enterrar a los difuntos. Uno de los pocos monasterios que poseen en España es el de Guadix. Allí estuvo nuestro amigo, yo calculo que entre los siete y los veintimuchos. El monasterio está cavado en la tierra y vivir en él era muy duro. Aparte de convivir todo el tiempo con muertos, de cavar sus fosas (fosores) y de rezar por ellos, solían dormir sobre una tabla y sin apenas abrigo a fin de sentir lo mismo que sienten los cadáveres, para conocerlos mejor y tratarlos como es debido. El hermano Pepe dice que volvió a Málaga hace cuarenta años para cuidar a su madre, que estaba malita. Afortunadamente, la madre, que ya supera los noventa años, está ahora más sana que él. Sin embargo, la vocación no se la dejó en la cueva de su celda sino que se la trajo consigo y desde entonces se ha dedicado a eso, a enterrar a los muertos y a rezar por ellos en el cementerio de San Miguel. A poco que le animéis, os contará un montón de historias de aparecidos. También podréis rezarles a las Ánimas Benditas y a las Ánimas Negras, seguro que se portan bien con nosotros y en compensación nos consiguen un viaje a Galicia con el micrófono pegado al culo. Y, por supuesto, la tumba de Jane Bowles, la escritora estadounidense que murió en Málaga y cuyos restos mortales una estudiante de doctorado malagueña rescató de acabar en la fosa común. Esta mujer, por ejemplo, suele asistir vestida con ropas de otra época al homenaje anual que muchos admiradores le dedican cada año cuando llega el 4 de mayo. Según parece, es un ánima errante y vaga por el cementerio de San Miguel rezando y sufriendo.
Un abrazo.
Antonio Romera
Sierra Elvira. Octubre del año 2011. Lunes 24.
PD. A pesar de tanto sufrimiento. El amor es posible.
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