Inés, son cosas diferentes. Todo lo que pides para disfrutar de la naturaleza requiere mucho esfuerzo y mucha parafernalia. Ya sabes, inflar las ruedas, comprarse cuerdas, ponerse una botas de marciano que se enganchan a cáscaras de plátano. Me pregunto cómo vas a disfrutar de unas vistas maravillosas de la costa a lomos de caballos salvajes. Esos placeres visuales duran poco. A lo sumo, te detienes, aparcas la bici contra cualquier roca y te sientas un rato. Yo lo he hecho muchas veces. Lo que se quede en tus neuronas en ese rato es lo que hay. No, yo me refiero a pillar una tuberculosis de verdad y disfrutarla en un sitio así, porque nunca nos quedaríamos a vivir en un sitio así si estamos sanos. La sociedad nos lo impide. El trabajo, la escuela de los niños, las actividades paralelas, la familia, el miedo a la soledad. En cualquier caso, las metáforas no deberían dar origen a debates. Me he puesto esquís en un par de ocasiones y lo encuentro alucinante. Pero el esfuerzo de calzármelos siempre fue superior al placer generado, así que no he repetido la experiencia. Mi deporte favorito siempre fue el atletismo porque solo se requieren unas buenas zapatillas, un pantalón y una camiseta; y bajo determinadas circunstanias, ni siquiera eso.
Un abrazo.
Sierra Elviera. Noviembre del año 2011. Martes 29.
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