La metáfora está muy bien pero creo que no la entiendo del todo. Yo, por ejemplo, y no te ofendas, lo digo de todo corazón, oye, que si no fuéramos compañeros y amigos, no te lo diría, el caso es que no recuerdo haber sufrido tanto, de verdad, lo de sacar la cabecilla para respirar, lo de sumergirme hasta las profundidades, te lo prometo, no lo recuerdo. Tu descripción es muy visual pero eso es justo lo que yo hago todos los veranos con mis hijos cada vez que vienen olas de levante, y es muy divertido (hay que hacerlo en bolas porque de lo contrario el bañador se llena de arena con todo lo que eso significa). Además, la expresión “llegar a la orilla” es un tanto ambigua. Porque uno puede llegar a la orilla desde dos lugares completamente opuestos, el mar y la tierra. Cuando alguien llega a la orilla desde el mar, es como cuando Ulises atracó en Ítaca y puso fin a su viaje y a la vida de varios hombres. Pero si llegas a la orilla desde tierra, significa que estás a punto de emprender un viaje en barco, como cuando Eneas huyó de Troya para salvar la vida y fundar otro reino, a lo mejor en Italia. Supongo que cada uno de nosotros sabrá en qué lugar del mapa se encuentra, si está llegando a la orilla desde el mar o desde tierra. Por lo que se ve, Rut ha nadado o caminado un poco más rápido y sus pies descalzos ya están pisando la arena. ¿Sientes la presión infinitesimal que cada grano de arena le imprime a tu piel? Ahora bien, la orilla, como tal, solo es un lugar de tránsito. Nadie llega a la orilla para quedarse a no ser que sea domingo. De modo que la metáfora de Rut se me escapa constantemente. Llegar, partir, quedarse. O navegar al pairo eternamente, como un tronco a la deriva, atrapado en corrientes oceánicas que rodean el orbe y nunca llegan a ninguna parte. Ese tronco sería una especie de turista eterno, cuya figura no he encontrado en ninguna clasificación de turistas y, sin embargo, existe. Es aquel que se pasa la vida viajando porque puede y le da la gana. La verdad es que está muy feo que ya no se pueda viajar por el mundo sin ser turista. Los turistas se han convertido en unos privilegiados, son los únicos que tienen derecho a viajar hoy en día. Si te digo la verdad, no he notado nada, lo sabía todo pero no he notado nada, porque la belleza siempre anula mi capacidad de pensar, y aprender es una cosa muy hermosa, ya sea para formarse, para producir o porque te sale de los cojones.
Y una frase para Estrella: “Decir que no sabes qué decir de un texto ya es decir algo”. Adivina de quién es.
Sierra Elvira
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