Hay dos cosas que nos diferencian a los hombres de las mujeres y viceversa, la testosterona y los andrógenos. Sin embargo, para mencionar la hormona masculina se utiliza un artículo determinado femenino, en cambio, para hablar de la hormona femenina se utiliza un artículo determinado masculino. Lo cual no deja de ser gracioso. La testosterona está relacionada con las pinturas de guerra, con el pico y la pala, los coches de alta gama, las tías buenas, los pulsos, las ruletas rusas o bielorrusas, los veinticuatro cubatas de anoche, la frase: no tienes cojones, y la frase: déjate de mariconadas, el sueño inmediato después del coito, el coito, la patada, el vozarrón, el me cago en to. Por su parte, la hormona femenina se relaciona más bien con las pinturas cosméticas, la mano y la palabra, los coches fáciles, los tíos interesantes, si están buenos mejor, el palique, ir de compras, el vestido que llevaba su mejor amiga anoche, la frase: no me digas, y la frase: ¿a cómo están los boquerones?, los cariños y los susurros después del coito, las caricias de antes, la mirada, el silencio, el Ave María Purísima. Afortunadamente, nadie es absolutamente testosterónico y nadie es únicamente andrógeno. Todos los hombres tienen algo de mujer excepto yo y todas las mujeres tienen algo de hombres excepto Marylin Monroe.
Es mentira, yo también tengo algo de mujer, y eso es bueno porque el gran espectro de grises nos ayuda a entendernos mejor. Pero tener algo de mujer no es lo mismo que estar amariconado. Más bien significa poseer la capacidad y la sabiduría de ver el mundo como ellas, o al menos de extraer de esa visión la parte más positiva. Porque en la mirada de una mujer no todo es jauja. Un muchacho que entrena a un equipo femenino senior de fútbol me contaba hace poco que las chicas son la hostia, que son peores que lo niños porque no paran de criticarse las unas a las otras y eso que pertenecen al mismo equipo. Pero en la mirada de una mujer, si omitimos esa tendencia al marujeo, que a mí me encanta, lo que nos queda es una dulzura infinita y una predisposición a solucionar las cosas por la vereda de Enmedio. También me encanta la vereda de Enmedio, por ella no circulan júligans ni otros descerebrados, sino que es tranquila y el paisaje suele ser muy fecundo. La fecundidad es propia de mujeres y de artistas. Se dice de una mujer que es fecunda cuando se queda embazada con mucha facilidad, y se dice de un artista que es fecundo cuando su ingenio no conoce límites. Por lo tanto, los artistas tienen más de mujer que el resto de la población masculina del planeta. Eso no quiere decir que sean por fuerza homosexuales o simplemente estén amariconados. Yo mismo he pintado más de quinientos cuadros y sin embargo me apasiona ver a una mujer hermosa. Y eso es lo que hay, efectivamente, muchos artistas son homosexuales, basta con observar detenidamente algunos cuadros de Miguel Ángel para sospechar que era homosexual, a los griegos les iba la marcha y cuanto más cultos fueran más les iba la marcha, poetas homosexuales hay a patadas, igual que poetas heterosexuales, Paul Bowles era como mínimo medio homosexual, y Oscar Wilde lo era del todo, Marcel Proust, tres cuartas de lo mismo, como Andy Warhol y su discípulo Basquiat, etcétera, etcétera. En cambio, John Huston y John Wayne eran muy machotes y el segundo, además, muy machista. Clint Eastwood es un tipo duro con sensibilidad femenina, igual que Javier Bardem y Carmelo Gómez. Afortunadamente, no hay verdades absolutas en la viña del Señor, y si alguien se empeña en demostrar lo contrario, se las verá conmigo y con mi testosterona.
En cualquier caso, meterse en la vida de un artista al visitar su obra es como meterse en un nicho al visitar un cementerio. El cementerio puede ser muy bonito por fuera pero muy desagradable por dentro. Mirar detrás de los cuadros o entre las líneas de una novela o de un poema puede convertirse en una especie de paseo del horror. Y para eso precisamente se contrata a un guía de ruta, para que nos conduzca por las sendas tenebrosas de mentes privilegiadas. Yo, por ejemplo, en ese viaje me llevaría a Rut.
Que así sea.
Un abrazo.
Antonio Romera
Sierra Elvira. Junio del año 2011. Jueves 16 con Guadix entre ceja y ceja.
Digo, en ese y en todos, Rut siempre sería una buena compañía.
ResponderEliminarHasta mañana