Entre todos nosotros y Toñi hay una gran diferencia. Mientras nosotros podemos llegar a conocer los secretos para ser guías, a ella no le hace falta porque nació sabiendo. Os prometo que hoy he aprendido de Toñi un montón de cosas buenas para este trabajo y para la vida en general. Estoy convencido de que sus futuros clientes le dejarán billetes de diez euros al final de cada viaje. Es una máquina, una bruja, una encantadora de turistas y puede que incluso de serpientes. Lo que transmite Toñi es que mientras uno esté en sus manos no habrá problemas, pero también, que habrá cosas de cosecha propia, sorpresas, momentos que se quedarán para siempre adheridos a nuestra memoria con el sello inconfundible de su voz. Cuando se hacen las cosas de verdad, con ganas de hacerlo mejor que bien, cuando se busca la excelencia de todo corazón, el resultado nunca deja indiferente. Hoy, Toñi ha hecho una práctica pero en realidad estaba actuando como una maestra. Mira y aprende, chaval. Yo le recomendaría a todos esos guías que hacen su trabajo como lo hacía Charles Chaplin en aquella película sobre la alienación industrial que se fijaran en ella, que aprendieran de ella. A Toñi la dejas sola en una ciudad y al poco rato ya conoce a un montón de gente que no solo le contarán dónde se encuentran los lugares más interesantes, sino que incluso se pondrán a su disposición para lo que haga falta.
Podría citar ejemplos pero es muy tarde y me parece que el sol se me ha metido en el cerebro. Qué coño. Lanjarón. He pasado por Lanjarón miles de veces, he conocido a personas que se iban a Lanjarón a pasar una semana de vacaciones, he corrido dos veces la media maratón de Órgija, cuyo recorrido es Órgija-Lanjarón-Órgiva, mi abuela era de Órgiva y, en fin, una vez atropellé a un gato con la moto en Lánjarón, pero hoy he visto cómo es realmente esta ciudad y me ha encantado. Gracias.
Como quiera que ésta ha sido la última excursión con Inés, me gustaría despedirme de ella con un fuerte abrazo. Y darle las gracias por su vocación. Estoy prácticamente convencido de que tampoco olvidará este curso de Valderrubio durante mucho tiempo. Doña Inés vive los cursos desde dentro, los vive porque los sufre, se los curra, hace siempre un poco más de lo que se espera de ella. Ser alumno suyo ha sido un placer y un honor. A partir del jueves, ya no seré su alumno, pero sí su amigo. Todo el mundo sabe que ganar amigos es una cosa muy bonita y recomendable para la salud. Bien pensado, como no me gusta despedirme de ella, o porque despedirme de ella me parece una putada, no lo voy a hacer, no es necesario, seguiremos haciendo cosas juntos, pero no de trabajo, sino cosas de verdad. Por ejemplo, todavía tengo un bono en mi bolsillo que me garantiza un curso intensivo de escalada en los Cahorros.
Pero que no cunda el pánico. Aún nos queda mañana y el jueves, suponiendo que hoy sea martes. Si fuera lunes, también nos quedaría el martes. Amigos, expulsemos el sol de la coronilla y volvamos al tajo. Las mañanitas de Valderrubio se están convirtiendo en una putada muy agradable. A Isabel voy a decirle que cuando vea pulgones en sus plantas, busque una mariquita, como la que apareció en mi mano bajo aquellos pinos tan amables, y la coloque en una de las hojas. En dos o tres días habrá acabado con todos los pulgones porque las mariquitas, a pesar del nombre y de su simpático aspecto, son unas carnívoras de mucho cuidado. A Iván le aconsejo que mire dónde se queda dormido y cuándo, un consejo que también les transmitiré a mis hijos cuando tengan su edad. A Puri, varias cosas, que es un encanto, que cada vez está más cerca de conseguir la modulación completa de la voz y que su padre es un santo, José Antonio, un santo. A Inga le pediría que haga más ruido, porque a veces la ves en el quinto coño y de repente aparece por detrás y, si hay un barranco cerca, puede ser muy peligroso. A Estrella le rogaría que no se llevara el bastón con punta de acero a clase. A Dani le prometería que se ha perdido la mejor excursión del paquete. A Toñi le escribiría que la quiero mucho y que soy su admirador número uno. Y a Rut no le diría nada, solo un abrazo. Como dice la canción de Amaral, son mis amigos, y porque son mis amigos sé que me perdonarán todo aquello que haga, diga o escriba incluso antes de hacerlo, decirlo o escribirlo, dentro de unos límites. Porque si ellos no lo hacen, no me perdona ni Dios.
No dejéis nunca que los demás escriban por vosotros.
Un abrazo.
Antonio Romera
Sierra Elvira. Junio del año 2011. Lunes 20 ni pollas.
Por fin me he metido en el blog y por supuesto tengo que comentarte, quiero decirte que cada vez que leo algo de lo que escribes me encanta, y que me sorprendes aunque te tengo "calao" jajaja Eres un tio estupendo y quiero que sepas que no tengo ninguna critica hacia ti con la que puedas mejorar!!
ResponderEliminarAhh y me ha gustado mucho el nombramiento a mi padre, aunque santo, santo... lo pongo en duda xD, pero gracias!!
Un saludo y cuidate mucho.