Bienvenidos a nuestro blog

Bienvenidos al blog del curso de guía de ruta de Valderrubio.
Aquí podrás encontrar algunos consejos sobre viajes y bonitos lugares para visitar en toda la Vega y Granada en general.
Las rutas del blog están diseñadas y guiadas por nosotros mismos
Espero que te gusten y te sirvan para pasar más de un buen rato.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Volveréis a vuestras vidas.

La ceremonia de acabamiento no se ha celebrado en Valderrubio sino en Escoznar y ha durado hasta más de las 16:00, en un bar donde ponen una gran variedad de exquisitas tapas elaboradas a la manera tradicional. Para quienes deseen emular a los intrépidos alumnos del curso 18-2010-J-163 // 18-23 en el día de su clausura, diríjanse al edificio del Ayuntamiento de Escoznar —en su parte de abajo está el bar—, y pregunten por El Magnífico, de nombre Iván, o por su apá. Y, por favor, no fumen.


Como decía, las reacciones han oscilado entre el abrazo al borde de las lágrimas y el resoplido de liberación, como cuando al fin respiras después de pasarte cuatro minutos debajo del agua. Vale, ya sé que no ha sido para tanto, me limito a testimoniar mi propia reacción a las dos en punto de la tarde. Los abrazos eran cosa de Iván y Dani. Empezaron a darse abrazos de despedida a primera hora y no dejaron de hacerlo hasta las cuatro y cuarto de la tarde. Resultaba conmovedor. Se despidieron por lo menos cuarenta y cuatro veces a lo largo de la mañana. No era una broma, es que estos dos son así de sentidos, chicos sensibles del siglo XXI. De hecho, Iván llegó a acojonarme cuando se acercó a mí esbozando un llanto inminente en su inminente abrazo. Yo, la verdad, no lo veía tan grave. Mientras existan correos electrónicos y un blog tan enrollado como éste, no hay de qué preocuparse. Sin duda, organizaremos quedadas y más o menos todos somos vecinos. Menos Dani, que vive en el quinto coño, en un lugar llamado Zaidín. A pesar de eso, a pesar de ser el alumno más alejado de Valderrubio, juro por Dios que siempre llegaba el primero a clase el muy carbonazo. Es lógico que el amable inspector Don Gabriel me pusiera una falta ese día por llegar tarde. Si entre Atarfe y Valderrubio se tarda aproximadamente quince o veinte minutos sin atravesar autovías ni calles para acceder a las mismas, ¿cuánto tiempo echaba Dani desde el lejano Zaidín?


Lástima que la señorita Lumbalgia se haya perdido este último día de curso. Yo sé que le habría encantado compartir con nosotros un momento tan emotivo. Desde aquí le deseo una recuperación total. No te preocupes, Puri, aun sin curso, te veremos pronto. Lo importante es que te cures para empezar otro.


Sí, señor, el curso ha terminado. Allá por Mayo parecía imposible alcanzar un momento tan lejano, pero aquí está. Vivan los viernes. Esta noche nos acostaremos siendo guías de ruta con un título de cabecera. Ayer no lo éramos y hoy sí. Manda huevos. Y todo gracias a las benditas firmas. No era necesario aprender, solo firmar. Sin embargo, a pesar de ellas, hemos aprendido algunas cosas, por ejemplo, hemos desvelado el misterio del guía de ruta, hemos respondido a la pregunta ¿qué diablos será un guía de ruta? y no hemos hecho nada que no quisiéramos hacer, salvo desayunar en un sitio cuando el otro estaba cerrado. De hecho, las mejores horas de clase transcurrieron en la cafetería de turno y en las excursiones. Colomera, Albaycín, Guadix, Alpujarras, Moclín y el Parque Natural de la Sierra de Huetor (dos veces). Fueron viajes entrañables cargados de anécdotas, risas y conflictos. Los conflictos nos ayudan a agudizar el ingenio y por eso son un buen lugar para instalar una escuela, la escuela de Valderrubio, sita en el Edificio Fernando de los Ríos, donde la firma es lo importante y donde el conflicto, de todos los colores y tamaños, está garantizado. Conflictos con el Ayuntamiento, con el Consorcio, con los profesores y con nosotros mismos. Un conflicto detrás de otro y detrás de cada uno, la moraleja, que el Universo entero obedece a un encuentro o choque constante de intereses. Así es como evoluciona la vida y como evolucionamos nosotros. Hasta ahora, en la historia del cine, ningún director ha conseguido hacer una película sin conflicto. La regla es muy sencilla, sin conflicto, no hay historia. Y como sin historia no hay vida y sin vida no hay cursos de guía de ruta, éste se ha enriquecido de una manera sobresaliente gracias precisamente a todos esos conflictos que nos alegraban el día desde por la mañana. No obstante, todos somos amigos, algunos más que otros, como diría el Magnífico haciendo gala, una vez más, de su explosiva sinceridad. Todos somos amigos, más o menos nos queremos, yo diría que incluso nos apetecería volver a encontrarnos cualquier día de estos, para una comida, una excursión o las Navidades ni pollas. ¿Por qué no? Recordad que somos guías de ruta. Si la vida misma es una ruta, nosotros, con nuestro recién adquirido título, estamos llamados a marcar el paso y el camino. El mundo no está ahí fuera como dicen algunos sino aquí dentro. Si somos capaces de dominarnos, podremos dominar el mundo, amigos, que se dice pronto. Volveréis a vuestras vidas con un mapa en las manos y una brújula, con un micrófono pegado a la barbilla, y seréis los guías, los que dicen lo que hay que hacer, cómo hacerlo y cuándo. Vuestra presencia poseerá cualidades hipnóticas, vuestras palabras serán escuchadas y seguidas. Si faltáis a una fiesta, todo el mundo se dará cuenta. Dani, recuerda muy bien esto último porque no pienso repetirlo. Por cierto, un abrazo, cabronazo, de modo que tienes un cuñado salobreñero. Enhorabuena, yo soy de Motril. Salobreña, Salobreña, montes sin leña, mar sin pescado… No recuerdo cómo seguía. El por cierto de antes se refiere a la despedida que ayer publicó Dani en el blog. Muy sencilla y resumida. Él tiene el don de la brevedad, que según Unamuno es muy bueno, mientras que yo canso. Para llegar a las mismas conclusiones que Dani, yo necesito tres folios. Y ni aun así sería capaz de sintetizar tanto como él. Eso no quiere decir que estemos de acuerdo en todo. Dice por ejemplo que de un servidor se lleva el saber estar. Pobrecillo, seguro que me lo devuelve dentro dos o tres semanas. De Iván dice que se lleva su juventud, ja, Iván podría ser mi padre y de hecho, en estos momentos, lo es. De Inga, la superación de situaciones hostiles, supongo que se refiere al aprendizaje del andaluz de Escoznar, una lengua autóctona donde todas las letras parecen vocales. De Estrella, su posición con sus ideas, cabezona sí que es, un poco al menos, pero sabe conversar. De Isabel, sus ganas de aprender, yo añadiría, y de enseñar. De Toñi, la alegría y positividad, dos puntos, y su tesón y su manera de salir de situaciones hostiles, dos puntos, haciéndose valer. De Rut, manejar las circunstancias, que significa que uno está a gusto a su lado, ahí le doy la razón. Y de Puri, la lucha por su futuro, bueno, me apunto, pero yo también me llevaría una de sus camisetas firmada por ella misma. Qué simpático eres, Dani, eres como un gigante con el corazón de un niño. Me llevo tu corazón. Venga otro abrazo, tío. He intentado escribir una despedida corta, clara y contundente como la tuya pero no he podido. Yo no lo tengo tan claro. Además, qué coño de despedida si nos vamos a ver el domingo. Al contrario que Dani, yo no me llevo nada, pero me quedo con todo.


Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Septiembre del año 2011. Último Viernes.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Un gesto de bienvenida.

Lo que quiero decir es que las mujeres pueden hacer todo lo que hacen los hombres, y que los hombres pueden hacer todo lo que hacen las mujeres, salvo tener hijos, pero como la cuestión filial es ajena al trabajo, o debería de serlo, el corolario es que somos esencialmente iguales ante la ley. Hay mujeres de dos metros de altura con unos brazos asín y hombres de metro y medio que solo saben llorar, hay mujeres menudas que pueden aplastarte con una sola mirada y hombres gigantes que no tienen ni media hostia. Michael, un ugandés que estudió ingeniería en Cuba, me contaba que las cubanas no sufren maltrato porque se entrenan en técnicas de defensa personal. Una mujer bien entrenada es mucho más peligrosa que un hombre cuyo único entrenamiento ha sido la testosterona y el machismo. Las denuncias, las órdenes de alejamiento, las pulseras electrónicas y los teléfonos de asistencia nunca conseguirán que un hijo de puta mate a su esposa, ex esposa o novia. La igualdad absoluta es imposible hoy en día. Podemos pensar en ella solo a largo plazo. O a muy a largo plazo porque las escuelas actuales no son precisamente un buen caldo de cultivo para sembrar una convivencia igualitaria. Mi madre no ha trabajado por cuenta ajena en su vida. Su puesto de trabajo no remunerado era la casa. Por su parte, mi padre trabajaba como un cabrón. Era raro disfrutar de su compañía durante todo el fin de semana. Sin embargo, por muy tarde que llegara a casa, mi padre siempre curraba en ella. Fregaba los platos a las tantas de la noche y era un experto en barrer y fregar el suelo, cosa que hacía los sábados, si es que no estaba en la fábrica. Pero mi padre y mi madre nunca hablaron de ello, sencillamente, era así. Dicen que solemos heredar los rasgos de nuestros abuelos, sin embargo, mis hijos son todo lo contrario a mi padre, no sé si por machismo o por pura vagancia. Lo cierto es que cuando le han echado la bronca a alguien por no hacerle la cama un día ha sido a su madre, no a mí, a mí no me han echado la bronca por eso en la vida. ¿Son machistas de nacimiento o la escuela los hizo asín? Creo que Rut podría contar una historia muy parecida con respecto a la escuela de sus hijos y la invito a que la comparta con todos en este magnífico blog. Ánimo, campeona.


Además, he observado que el machismo, el racismo y la xenofobia son aspectos de una misma realidad. Pero eso es otra historia.


Aprovecho para darle la bienvenida a Rocío, la nueva profesora. Hoy me he dado cuenta de una cosa, si cerraba los ojos o, sin cerrarlos, me concentraba en los dibujos de la libreta, tenía la sensación de que la persona que nos hablaba desde el estrado era ni más ni menos que la mismísima Cristina Almeida, una gran mujer a la que siempre he admirado por su retórica y sus posturas políticas y morales. Lástima que el curso acabe mañana, me habría gustado que el magisterio de Rocío durase un poco más.


Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Septiembre el año 2011. Jueves menos un día.

de todos me llevo algo!!!

de Antonio su saber estar,de Toñi la alegria y positividad,de Isabel las ganas de aprender,de Estrella su posicion con sus ideas,de Inka la lucha por sobrevivir en ambientes ostiles,de Ruth manejar la circustancias,de Ivan su juventud,de Puri la lucha por su futuro.....de los profes..adaptarse a las circuntacias...y lo mejor de todo...la amistad.gracias por aguantarme estos meses....os deseo lo mejor a todos!!!

miércoles, 28 de septiembre de 2011

F de Fantasma.

Me gustaría saludar a Don Gabriel, el amable inspector de este curso, que esta mañana me ha hecho una pregunta a la que no he sabido responder porque todavía no estaba despierto del todo. La pregunta era si también tengo hijos. Sus palabras textuales fueron, ¿Y tú?: ¿también tienes hijos? Sí, señor, tengo dos hijos y tres perros, o tres hijos y dos perros, no estoy seguro. Probablemente lo que quería saber el inspector es si mi retraso se debía a eso precisamente, a tener hijos, pero no me lo preguntó así. Si lo hubiera hecho, si me hubiera preguntado directamente por el motivo de mi retraso, (10:00), le habría dicho la verdad, que me quedé dormido. Y si hubiera querido saber por qué me quedé dormido, le habría explicado que el único momento tranquilo del día es por la noche, cuando los niños y los perros se desconectan. Ya sé que estoy en paro pero aun así escribo de noche a Dios gracias. A lo mejor, si le hubiera contado todo esto a Don Gabriel, hoy no habría sido un fantasma en clase. Me extrañó la actitud del inspector cuando dijo que ya era igual que yo siguiera allí puesto que me había puesto una F de falta por llegar tarde. Que pensé, del mismo modo, quienes hayan firmado, también pueden largarse. Total, si lo único importante del curso, como decía el buen Javier, es la firma en la hoja de asistencias, ¿qué sentido tiene quedarse durante el resto de la jornada para aprender algo? Digamos que ese comentario me hizo reflexionar sobre este curso en particular y sobre el mundo en general. Por supuesto, me quedé, y la F no supuso ningún problema para mí. Incluso los fantasmas pueden aprender cosas nuevas cada día, y el curso de guía de ruta de Valderrubio, el 18-2010-163-23, es un lugar excelente para hacerlo.


Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Septiembre del año 2011. Miércoles menos dos días.

martes, 27 de septiembre de 2011

El puto algo

Lamentablemente, yo nunca he estado en la Highlands, pero sí en las Badlands. Creo recordar que nadie llevaba cerveza ni vino y que nadie dijo el puto campo. Eso sí, nos perdimos, un poquito, pero si en un ejercicio de clase no hay dificultades, ¿qué clase de mierda de ejercicio es? Supimos encontrar el camino y solucionar una situación anómala y almorzar en paz y armonía en las Cuevas de Pedro Antonio. ¿Alguna que otra ilusión y ganas de aprender? ¿Calar bayonetas? ¿Crisis de valores? Tú no has visto a esta gente currarse las rutas de la Vega de Granada, del Albaycín, de la Hoya de Guadix y de las Alpujarras como auténticas y auténticos profesionales. Nos fundimos el presupuesto a conciencia, encabronadamente o más bien a cara de perro, cuidando cada segundo de cada viaje como si fuera el último, ganándonos el puesto y la nota, así como la simpatía de los compañeros. Las ganas de aprender nos salían por las orejas. Entonces, ¿qué es esto? ¿Que qué es esto?, esto es el puto mundo, tío.


Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Septiembre del año 2011. Martes menos tres días.

domingo, 25 de septiembre de 2011

El final del verano, llegó....

Hola a todes.

Mis enanos me han vampirizado todo el fin de semana. Han caído friticos y yo voy detrás, pero no me gustaría terminar el finde sin despedirme de vosotres.


Bueno, ya casi habéis terminado, casi casi. Os queda naíca y menos. El verano, por fin, también acaba. A ver si viene el frío y el agua y el sol se tapa un poco, que no nos ha dejado ni andar.

Hora de balances, análisis y evaluaciones. La parte técnica del rollo os la ahorro. Y cada une de vosotres sabrá los que ha aprendido y la utilidad que podrá darle en el futuro. No he podido enseñaros todo lo que pensaba. He intentado abriros los ojos hacia el turismo de lo pequeñito, el que se hace con pausas y sin prisas, que no da seguro para bemeuves nuevos pero da para el futuro si se sabe cuidar. Quizás no turismo del de la definición de la OMT, pero sí ocio, cultura, paisaje y paisanaje, viajes, niños y niñas, abuelos y abuelas, cascadas y águilas, pinsapos y nieves, vino y choto al ajillo.

Pero sois cabezones, niñes. Me recordaba a la escena esa de la película Trainspotting en la que se van a los Highlands con un paquete de latas de cerveza: "¿Y esto qué es?"."Esto es el puto campo, tío".

Filosofemos. Es cuestión de termodinámica. Energía y materia en marcha. Todo tiende al equilibrio, pero si no dejamos las cosas quietas, viene el caos. Pero la cosa es crecer, ya sabéis, recordad la curva poblacional esa que os puse el primer día. A crecer, a crecer, a crecer....Quiero de todo, dos. Con chocolatinas por encima. Así hemos funcionado y así estamos...

En este curso yo he aprendido un montón. Unas cosas importantes otras menos, pero todo aprendizaje es bueno. Desde el funcionamiento de una persiana al daño psicosocial que la crisis esa, que ojalá y me equivoque sólo ha empezado, ha hecho. Y a la crisis de valores asociada, quizás causa una de la otra. También he visto el daño de las reformas educativas. Y la resignación y la queja como respuesta. La lucha es dura, por desgracia, pero en la trinchera podemos esperar quietos que no nos caiga un obús o calar ballonetas y pálante, metro a metro. También he visto alguna que otra ilusión y ganas de aprender. Ese es el espíritu. El ser humano es capaz de aprender desde que nace hasta que se muere, si le llega el riego. A veces cuesta, es lo que tiene. Pero creo que todos los seres humanos nacen más o menos con el mismo número de neuronas. La cosa es ponerse a hacer sinapsis a ver dónde se llega. Lo mismo hasta la telequinesis.

Antonio, no es nada personal contra vosotres ustedes, que sois buena gente. Soy más seco que la mojama. Será la meseta como dices... Conocidos muchos, amigos pocos. Y una vez aprendí en carne propia aquello de (salvando las distancias) donde tengas la olla.... Frío, je je, por el entrenamiento en la KGB. Distancia de seguridad, como en la autovía. Nada personal, repito. Con algunos de mis exalumnos sigo manteniendo la relación, pero fundamentalmente epistolar. En ocasiones, alguna cerveza cae. Porque entre otras cosas aparecen el tiempo y la distancia y otras personas, como en los amores.




Si alguno se decide a emprender algo relacionado con el turismo chico, podéis contar con mi ayuda en lo que buenamente sepa y pueda (pasta, no, je je).


Gracias y suerte. Mucha suerte. El mundo está ahí fuera, niñes, a por él.

P.D.: Me han abonado lo de la gasolina. Paso un día por allí a veros y hablamos.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Lo que prevalece.

El curso está ya tiritando o estallando. El viernes pasado nos despedimos quizá para siempre de Javier, aunque eso nunca se sabe. Javier, con su gracia castellana y su Schopenhauer de cabecera, nos ha ayudado a perder la inocencia como guías de ruta o como guías turísticos en general. Se ha movido con tanta soltura entre fallas, diaclasas, mapas, brújulas y volcanes como en la tupida selva de los riesgos laborales y su legislación. Os prometo que es mucho más fácil entender una falla o un pliegue o por qué el río Velillos baja turbio desde Jaén que un Decreto Ley sobre riesgos laborales. Hay demasiadas leyes y decretos como para conocerlas todas, y eso que yo estudié Derecho y me saqué la carrera en tan solo quince años, sin repetir ni un maldito curso. Sin embargo, Javier lo ha gestionado como un torero, con arte y con su kantiano sentido del humor. A veces, la falta de vicodina —¿un relajante muscular?— le hizo perder la relajación, pero eso es porque también nosotros veníamos un poco excitados de casa, con ganas de seguir pasándolo bien después de unas vacaciones que además, en mi caso, gozaban de un plus de sosiego, el reposo prescrito por mi médico de familia. Pero lo arreglamos como caballeros de una manera elegante, en el campo del honor, el de las palabras que no se pierden con la memoria, el terreno de la palabra escrita. Sin perder las formas y sin llevarnos mal. Respetándonos. Tanto la gallega como el toledano son excelentes profesores bajo mi veterano punto de vista, sin embargo, mientras que Inés ya es como una amiga de toda la vida, alguien de la familia, a Javier apenas le conozco. Lo digo de una manera absolutamente desprovista de valoración, en Derecho decíamos, moralmente aséptica. Las cosas son así y ya. Lo importante es que gracias al curso y a ellos, hemos aprendido mucho de muchas cosas y también de nosotros mismos. Las relaciones que se han generado entre nosotros, los alumnos, son raras y parecen cristalizadas por el calor del manto. De compañeros hemos pasado a amigos.



Y el lunes conoceremos a una nueva profesora, acaso ya la conocemos. He oído que nos dará clase de orientación laboral. ¿Qué es la orientación laboral? Yo sé más o menos lo que significa orientación sexual, pero ¿laboral? ¿Es cuando te enamoras de una compañera de trabajo? Lo cual es muy jodido porque la compañera de trabajo casi siempre está casada. ¿O se trata más bien de encontrar en nuestro subconsciente la verdadera vocación laboral que nos anima a asistir a estos cursos? ¿Será nuestra nueva profesora una especie de psicóloga como aquellos del colegio que nos hacían test psicotécnicos y luego nos decían que no valíamos para casi nada? Francamente, no lo sé. No tengo ni idea. A lo mejor acabo el curso descubriendo que mi verdadera vocación es no hacer nada. Una especie de meditación perpetua mientras friego los platos y avío la comida y llevo a los niños al cole. Eso sí, con un plan prevención de riesgos laborales —¿Sabéis que el mayor número de accidentes en España no se produce en el trabajo ni en la carretera sino en la casa de uno?—.



Para despedirme de Javier y dar de nuevo la bienvenida a Inés, voy a contar una anécdota muy graciosa. El conspicuo Curro es un sobrino político mío al que le tengo mucho cariño, un tipo muy inteligente y analítico, el hijo menor de Susi y Paco. Acaba de cumplir los dieciocho. El otro día fue a apuntarse a una autoescuela y la chica que atendía el local le entregó el contrato. Él lo leyó atentamente y a continuación preguntó dónde estaba Fulanito de Tal, cuyo nombre aparecía junto al suyo al pie del documento. La chica dijo que era el jefe y que no estaba. Es que aquí pone que él y yo estamos reunidos para firmar esto y si él no está, entonces no estamos reunidos. La chica le explicó que eso era lo de menos, que era una cosa rutinaria y que su jefe nunca estaba, y le animó a firmar. Pero Curro no lo hizo sin antes formular una nueva pregunta. Dijo, entre las condiciones generales del contrato y las particulares, ¿cuáles prevalecen? A lo que la empleada de la autoescuela contestó, y aquí viene la anécdota, ¿qué es prevalecer?



Un abrazo a tod@s y todes.



Antonio Romera



Sierra Elvira. Septiembre del año 2011. Sábado del Skylab.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Os echo mucho de menos...

Me acuerdo mucho de vosotros. Ya os contare, tengo ganas de veros, a ver si un dia haceis una escapadita y venis a verme :D

Adios al curso hola a nuevos colegas

Hola amig@s, ya he vuelto de mis mil aventuras veraniegas, han sido muchas aunque siempre se me hace corto. Todo genial, incluso la vuelta a la rutina. Porque hay que viajar para darse cuenta de lo interesante que es el mundo y de que nuestra rutina tampoco está tan mal, por lo menos la mía.
Ya habréis finalizado o estaréis a punto de hacerlo. No dudo que estos meses habréis aprendido mucho más todavía y estaréis hechos tod@s un@s profesionales como la copa de un pino, que tal vez algún cercano día, os encuentre en el monte guiando a turistas andarines y respetuosos con el medio.
Un placer haber trabajado con tod@s vosotr@s, ojalá que el curso os haya dado sólo un poquito de lo que me ha dado a mi, amistad, aprendizaje, conocimiento de nuestra tierra, compañerismo, y por qué no, risas, cachondeo y juergas mil.
Supongo que habréis encontrado todas las cascadas de Prado Negro, incluso las que están por debajo de la fuente del Santón del Molinillo. Y la Falla de Nigüelas? y Los Cahorros? y la parte del parque natural de la Sierra de Huétor que se va a unir con el Marquesado y la increíble Hoya de Guadix?. Porque si no, todavía tenemos algo pendiente.
Queda la despedida, no de las personas, si no de un ciclo. Por eso quiero deciros, adiós querid@s alumn@s, hola querid@s colegas. Si  necesitáis lo que sea, sabéis dónde encontrarme.
Encantada de haberos conocido, espero que me escribáis de vez en cuando para contarme como os va. Mucha suerte en la senda de la vida y muchos bsos.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Del sendero de la amista o de por qué hay boñigas de caballo en las Mimbres.

Son las dos menos tres minutos de la noche. A las 19:20, me despedí definitivamente de Puri, de Toñi y de Rut en la puerta de mi casa y salí pitando hacia el cumpleaños de Aída con Ernesto y Alex dentro del coche y con media hora de retraso. A la 19:43, Ernesto y yo nos enfrentamos al We. Tardamos aproximadamente cinco minutos en averiguar por dónde cojones se entraba y unos diez en comprobar que no se pronuncia we sino wi. Una vez localizada la puerta de acceso, traté de localizar el cumpleaños de Aída. Vi a una niña que se parecía mucho a ella y estuve a punto de dejar a Ernesto en ese cumpleaños pero me dio un poco de pena y seguí buscando en compañía de un amable empleado del fitness. Aída no estaba en las pistas de pádel ni en el campo de fútbol ni en la piscina. Aída no estaba en ninguna parte y el muchacho que me ayudaba en la búsqueda empezó a tomárselo como una cuestión personal. Su empeño fue tan grande que al final consiguió cubicarla en una de las pistas de pádel. Dejé a Ernesto allí, en chanclas, aconsejándole que jugara descalzo, y salí literalmente corriendo hacia la calle porque eran más de las ocho y Alex, que me esperaba en el coche, llegaba tarde a la cita con sus amigos. Había quedado a las ocho y ya eran las ocho y cinco minutos. Y cuando alguien se compromete a hacer algo, pase lo que pase, tiene que darlo todo para cumplir, aunque al final, por motivos ajenos a su ámbito de voluntad, no lo consiga. Dejé a Alex en casa de su amigo a las 20:20. Su amigo todavía estaba esperándole. A las 20:45, delante de mis suegros, que habían venido a vernos, Mamen me prometió que no había comprado ni cervezas ni vino ni comida para los perros. Se le había olvidado o no había caído. De las tres cosas, la que más me dolió fue la comida para los perros. Es broma. El vino era lo peor porque esperábamos la deseada visita de Susi y Paco. Los perros pueden aguantar sin comida durante días pero yo no soporto ni un minuto sin vino cuando Susi y Paco están cerca. Susi es una de las hermanas de Mamen y Paco es un gran tipo. De modo que a las 20:55 salí zumbando hacia el Mercadona. Comida para perros, cerveza y vino. A las 21:25, después de descargar las mercancías en mi casa, volví al coche y puse rumbo hacia el we o wi a toda hostia. El cumpleaños de Aída concluía a las 21:30. A las 21:38, visualicé a Ernesto junto a la barra de la cafetería en compañía de una mujer que no era Inga pero se parecía considerablemente a ella. Luego supe que no solo no es hermana de Inga sino que ni siquiera es rusa, sino más bien hondureña. Erica me explicó la situación en un pis pas. No era hermana de Inga, eso lo primero, Inga estaba fuera, en la terraza, y Ernesto estaba allí porque le había dicho que tenía mucha hambre y que no podía comer nada que engorde. Por lo que se ve, había llegado tarde a la pizza y necesitaba cenar algo sano. A las 21:43 salí a la terraza para saludar a Inga y para decirle que ya llegaba tarde a otro sitio. Mi obligación era recoger a Alex a las 22:00 en la casa de su amigo. Pero Inga quiso invitarme a una caña y yo acepté, además, lo que se había pedido Ernesto aún seguía en la cocina. Bueno, durante aproximadamente media hora me olvidé del tiempo y me dediqué a charlar con mi amiga. De pronto, me di cuenta de que ya no quedaba nadie. Empecé a calcular y llegué a la conclusión de que la hondureña había venido con un niño de trece años, Antonio, que mañana se enfrentará al Infantil B de Atarfe en Valderrubio, y su hermana, de ocho o nueve. Todas las otras madres ya se habían largado con sus respectivos vástagos o vástagas. Pero el plato de Ernesto seguía sin aparecer. Cuando un camarero lo colocó en la mesa vi que se trataba de una ración de congelados fritos de pescado que a Ernesto le encantan. A las 22:24 nos despedimos del cumpleaños de Aída. A las 22:36, mientras cruzaba Atarfe para dirigirme a la casa del amigo de Alex, torcí a la izquierda por una calle que nunca transito porque parece que está en sentido contrario aunque no hay ninguna señal vertical que lo indique, solo señales horizontales, y alcancé a tres muchachos que caminaban por la acera. El aspecto de uno de ellos se correspondía cien por cien con el del amigo de Alex. Y así, al fijarme en los otros, descubrí que mi hijo mayor, al que había prometido recoger en la casa de su colega a las 22:00, era uno de ellos. Aunque no puedo presumir de tantos reflejos como Rut, controlé la situación en menos de medio segundo. Detuve el coche junto a los chicos, les saludé y dije, ya te vale, mirando al cabronazo de mi hijo, llevo media hora buscándote por todo Atarfe, ¿no habíamos quedado a las diez en la casa de tu amigo? Éste se acojonó infinitamente más que mi hijo y me explicó que como habían salido con media hora de retraso por culpa de Alex, su madre les había permitido regresar media hora más tarde. Para acojonarlo aun más, me mostré indignado. Mientras recorríamos el Camino de las Monjas, le dije a Alex que ya podía darle gracias a Inga. O sea, tú le haces un favor a alguien y luego, en lugar de agradecértelo, te jode vivo. A las 22: 43, Paco y Susi estaban en mi casa. Gracias a Dios.


Hay que tener en cuenta que a las 17:49 llegamos a mi casa Puri, Ernesto, Toñi, Rut y yo, casi totalmente extenuados. La segunda excursión al Parque Natural de la Sierra de Huetor no fue lo que se dice devastadora, sin embargo, estábamos agotados, tal vez por el calor. La primera idea consistía en hacer un recorrido circular de cuatro coma cinco kilómetros que empieza y acaba en la zona recreativa de Las Mimbres, concretamente en la Fuente de los Potros, (o un poco más arriba). Se llama así porque aquello está lleno de potros y de caballos. Junto a las decenas de mesas de merendero situadas bajo los pinos y bajo la chopera afloraban deposiciones ecuestres por doquier. El ambiente era fresco y agradable y los primeros síntomas del otoño empezaban a mostrarse en el suelo, plagado de hojas. Un grupo de caballos y potros ramoneaba entre las mesas formando una bella estampa de turismo rural. Bucólico a más no poder. El agua de la fuente, que brota sin interrupción las 24 horas del día, parecía manar directamente de un frigorífico.


Antes de hacer el recorrido de cuatro coma cinco kilómetros, Javier nos mostró uno más corto, de setecientos noventa metros, cuya particularidad más notable era ser un sendero accesible. Junto al punto de partida, un cartel de la Junta de Andalucía informaba a quien quisiera leerlo de algunos detalles relacionados con el proyecto de construcción. Y había un detalle acojonante, el coste de la obra ascendía a unos seiscientos nueve mil euros, más o menos lo mismo que cuesta construir seiscientos metros de autovía.


El camino es de un metro y pico de ancho, flanqueado por un pequeño bordillo de hierro y con piso de asfalto a fin de que alguien en silla de ruedas pueda hacerlo. Eso está muy bien pero surge una pregunta tremenda, ¿merece la pena? ¿Acaso piensan los bienintencionados responsables de la Junta de Andalucía encargados de poner en práctica la encomiable política de accesibilidad que un senderista en silla de ruedas es menos senderista que aquel que puede caminar? Lo digo por los columpios. Resulta que entre el aparcamiento y el punto de inicio hay columpios. Como el sendero es circular, antes de concluirlo vuelves a ver los columpios a lo lejos y piensas, qué curioso, más columpios, y al darte cuenta de que son los mismos te dices, pero ¿qué es esto, ya hemos terminado? Menudo sendero. La decepción es tan grande que miras de nuevo el cartel de la Junta de Andalucía, pero con otros ojos, concretamente, con los de un gilipollas, porque no acabas de entenderlo. Si en lugar de gastarse el dinero en construir absurdos senderos para discapacitados, les regalara sillas todoterreno, la Junta se gastaría menos dinero y obtendría mejores resultados. Porque bajo mi humilde punto de vista de sabio, recorrer aquel sendero y no recorrer nada es lo mismo. No lo digo en broma. Este verano he visto una silla de ruedas construida específicamente para rodar sobre la arena. ¿Por qué no hay sillas de ruedas para trepar por los senderos? Seguro que las hay y que no son tan caras como seiscientos metros de autovía.


Por lo demás, el escaso paisaje que puede verse durante el paseo es bello a raudales. Pinsapos, pinos, encinas, berrocales y al norte, sobre nosotros, el peñón del Garduño y el peñón de los Halcones, formaciones rocosas de gran altura donde no es difícil ver águilas reales y buitres leonados planeando en busca de presas. Pero a esa hora y con aquel calor, todos los bichos del monte salvo dos ardillas se escondían en sus rincones protegiéndose del sol. Es verdad, los animales no son gilipollas.


Acto seguido, nos acomodamos en una mesa de merendero y nos dispusimos para la primera ingesta del día. Habíamos dejado los coches en todo lo hondo de las Mimbres, a unos trescientos metros de allí. Javier se ausentó unos minutos para coger el suyo y traerlo más cerca. Luego se perdió de vista un rato. Hice una panorámica y lo vi caminar hacia el norte observando los cerros de alrededor. Cuando se unió a nosotros, ya habíamos acabado prácticamente el desayuno. Dijo, os propongo un nuevo plan. Consistía en: Eran más de las once y hacía mucho calor, demasiado para esta época del año en la sierra de Huetor. Bajo este imprevisto, recorrer cuatro coma cinco kilómetros podía ser demencial. En vez de someternos a semejante tortura, buscaríamos las pequeñas cascadas de Prado Negro. Javier había visto algunas fotos en Internet y había leído la manera de encontrarlas, pero nada de mapas. El punto de referencia era el mesón El Jabalí, situado en la Zona de Influencia o ZI del Parque. El transfondo de la propuesta indicaba un cambio de mentalidad, de la mentalidad previsible de senderistas profesionales pasábamos a la azarosa mentalidad de exploradores aficionados. Eso sí, de una manera tranquila y relajada. De modo que recogimos nuestras mochilas, tiramos la basura en un contenedor, nos subimos a los coches y pusimos rumbo a Prado Negro. Curiosamente, obligaron al Romera a encabezar la expedición — un tipo para quien perderse forma parte del reducido club de la bellas artes —, olvidando el despiste de la otra vez y exponiéndose a un sinfín de peligros. Incluso Javier confió en mí. Menos mal que llevaba a Toñi a mi lado y que esta vez la creería siempre, dijera lo que dijera. De hecho, me detuve en aquella curva por pura casualidad, porque había dos bicicleteros descansando y yo quise preguntarles dónde se encontraban las cascadas, a las que llamé chorreras. Los ciclistas no tenían ni idea pero cuando estaba a punto de reiniciar la marcha y seguir avanzando por aquella carretera, Toñi me advirtió de que el mesón que buscábamos estaba ahí mismo, a la derecha, detrás de varias casas que daban al camino.


La mujer que atendía las mesas, de unos sesenta años y más rústica que una yunta de mulas, me dijo que las Chorreras estaban en el quinto coño, más allá de las Mimbres, en sentido contrario al que llevábamos. Bueno, pues a darse la vuelta, pensé. Afortunadamente, nuestro amable profesor acudió en mi ayuda y le especificó a la señora que la palabra correcta no era chorreras sino cascadas. Efectivamente, las cascadas estaban muy cerca. Solo había que caminar durante diez o quince minutos por un senderillo que se iniciaba al final de la calle.


Antes de ponerse a gatear detrás de nosotros, el gato callejero ya tenía nombre. Toñi le había puesto Alfa, por la sierra de la Alfaguara, aunque en realidad estuviéramos en la de Huetor. ¿Quién llevará razón, Toñi o el mapa el mapa el mapa? Lo consulté y di por hecho que la cascada que buscábamos pertenecía al Arroyo de Prado Negro poco después de su confluencia con el de Fuente Grande. El camino se convirtió en sendero al final de la última casa. No era un descenso muy brusco pero se notaba que era descenso. Luego una subida y una curva muy pronunciada hacia el norte, con vistas preciosas y un cartel anunciando que la frontera entre el Parque y la Zona de Influencia pasaba por ese punto. Más allá, un valle encantador con la autovía al fondo. El sendero había cruzado el Arroyo de Prado Negro en una zona en que éste no llevaba ni gota de agua, solo humedad. Las piedras estaban mojadas y cubiertas de algas.


Aunque hubo momentos de duda, el gato Alfa continuó con nosotros hasta que llegamos a la cascada. La encontraron Iván y Ernesto. Las voces de Iván llamándonos eran más potentes que el ruido que hacía el agua al chocar contra las rocas, y más inquisitivas y porculeras. Cuarenta metros río abajo se encuentra la fuente del Santón del Molinillo. Hay un camino que muere justo en la fuente. Dicen que muchos enfermos y familiares de enfermos, mientras beben, le rezan y le piden curaciones a Manolo el Santón, un hombre que murió hace años. Pero a mí me dio muy mal rollo y pasé de largo.


Se conoce que el agua del arroyo es subterránea más arriba pues apenas se deja ver y en cambio allí fluye con un caudal muy apreciable. Javier me había contado por la mañana que en estas sierras del Parque Natural de Huetor llueve muy poco. Sin embargo, al final de un verano sin lluvias, las fuentes siguen expulsando agua de la tierra en grandes cantidades y los arroyos no dejan de cantar. Ello se debe al tipo de roca predominante, la caliza, una suerte de esponja rígida capaz de almacenar agua hasta decir basta. Lo que no me explicó fue el motivo de las bajas temperaturas del líquido elemento. Frío que lo vives, como si acabara de descongelarse. No obstante, Ernesto se bañó en las pequeñas pozas de la cascada como si llevara una piel de foca debajo de su epidermis de niño. Iván y yo también nos bañamos, desde luego, pero no tanto, básicamente para no quedar mal. El gato Alfa maullaba de roca en roca sin mojarse ni un solo pelo. Por lo que se ve, le gustó aquel paraje porque decidió no regresar con nosotros al Mesón del Jabalí. Allí nos hidratamos bien hidratos con unas cervezas y luego regresamos a las Mimbres para almorzar.


De las decenas de mesas que hay en el merendero solo una estaba ocupada y resultó que aquella gente era de Valderrubio, vecinos y amigos de Isabel, que se detuvo un momento para saludarlos.


Iván volvió a hacer magia con su mochila cuando extrajo de ella medio litro de vino en persona, elaborado por él y su apá. El sentido del humor de Dani, su buen carácter, quedó patente en la manera con que gestionó cada uno de los delicados tragos que le dio a la botella.


Cuando nosotros empezamos a desenfundar los bocadillos, nuestros vecinos ya habían almorzado y trataban de dormir la siesta en tumbonas de playa, cosa que no creo que pudieran hacer hasta que nos mudamos más lejos, a otra mesa del merendero, donde habíamos pensado poner en práctica algunos de los simpáticos juegos de animación turística que le presentamos a Javier el día anterior en clase. Antes de hacerlo, Estrella propuso el juego del cerdito. El juego tenía truco y a Iván le tocó darle un beso en la boca a Javier — con mano interpuesta — y a mí me tocó darle una patada en el culo a Iván. En fin. El siguiente juego fue el de las piedras, propuesto por el del Escoznar. Me parece que ganó Puri. También jugamos a la mímica. La verdad es que yo tenía tantas ganas de jugar como de pasarme el resto de la tarde de tiendas. A esa hora de sobremesa el único juego posible consistía en una carrera de sueño. El último en dormirse sería el ganador. En vez de eso, Iván propuso el juego del pañuelo, que acabó francamente mal. La excursión finiquitó prácticamente ahí, en el aterrizaje forzoso de Isabel, aunque todavía nos dio tiempo a practicar el juego del baile con escoba. La cosa consistía en bailar con una escoba y en pasársela a otra pareja antes de que la música se detuviese. Hasta ahí podíamos llegar, pensé.


Y eso es todo, amigos, el curso está a punto de expirar y la de hoy ha sido nuestra última excursión. Ya podéis sacar los pañuelos (pero no para jugar sino para sonarse). Se avecinan abrazos y lágrimas, así como una cena en mi casa y lo de Mojácar. Mañana sábado, Inga, Aída, Iván y Marina se personarán en el campo de fútbol de Valderrubio para ver a Ernesto. Muchas gracias. La amistad es lo que tiene.


Camaradas: Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira, Mojácar. Septiembre del año 2011. Viernes y Sábado, 16 y 17.


Algunas fotos de la excursión a Puerto Lobo









































































miércoles, 14 de septiembre de 2011

Creo que mis fotos no salen. En ésta aparecerían también Estrella e Isabel. Yo la titularía, Estrella e Isabel bajo las encinas de la Alfaguara.


El hielo, aunque sea en cubitos.



La ironía consiste en comenzar un curso de guía de ruta haciendo juegos para conocerse y acabarlo haciendo juegos para llevarse bien, a ser posible, para llevarse bien en el campo. Entre un momento y otro han pasado muchas cosas. Casi todas buenas. Incluso las que parecían malas en un principio, luego no lo fueron tanto, y no me refiero a Eva y a Gustavo porque todavía les echamos de menos. Sin darnos cuenta, hemos aprendido algo de turismo, algo de naturaleza y mucho de relaciones humanas. Por no hablar de las interesantísimas lecciones magistrales de riesgos laborales que hemos recibido últimamente. Lo digo en serio. Hay cosas muy simples en las que nunca piensas a no ser que alguien te las muestre.



La verdad es que necesitábamos un poco de marcha, un poco de micrófono y un poco de joder no tengo tiempo para hacerlo. En su momento, critiqué estos juegos sociales sobre los que hay una grande, diversa y aburrida literatura que no pienso leer a no ser que me obliguen. Los critiqué porque me vi a mí mismo como a un turista más a las órdenes de un guía constreñidor. Un cliente y amigo de El Gran González, cuya identidad no voy a revelar, me contó lo siguiente, para hacerse amigo de las chicas que pernoctaban en la casa de al lado, cogió un cubito de hielo, se acercó a la puerta y tocó el timbre. Cuando ellas abrieron, Iván el Magnífico lanzó el cubito al suelo y dijo, ya hemos roto el hielo, ahora, vamos a hablar, ¿cómo os llamáis? Por lo tanto, estampado el hielo, juguemos.



Con un abrazo.



Antonio Romera



Sierra Elvira. Miércoles del año 2011. Cumpleaños de Curro. Felicidades.



Ahora debería de aparecer una foto.







Todavía no habíamos llegado al dramático cruce. Por lo tanto, íbamos por el buen camino. Al fondo puede apreciarse la convivencia de la encina joven con el pino viejo, en primer plano, un tío feliz porque aun no sabe lo que le han reservado los dioses. Entre Iván y las encinas jóvenes, por orden de avance, Toñí, Rut y Puri, a punto todas de purificar sus penas. Que Dios las bendiga por ser tan buenas. Así como a Dani y a Inga, que no sale por purita casualidad. Qué coño, ahora van a salir. Ahí va.



Y ahora, otra,







Por cierto, se llaman Aída y Ernesto, Ernestoven para los amigos.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Sanatorios online

El señor Google sabe de todo. Aquí tenéis la ortofoto con la ruta del sanatorio, aunque me sigo quedando con el mapa.

Tenemos ´cerquita de Granada otro sanatorio de tuberculosos. El clima de nuestras montañas sanaba dolencias hoy casi olvidadas pero que hace cuatro dias causaban estragos. Está en El Purche, al lado del Cerrajón por la Ruta de los Neveros, ruta con mucho que contar, ya que la primera fábrica de hielo granaino es de 192ypoco. No sé si tiene fantasmas.


http://www.turgranada.es/excursiones-y-senderismo/excursiones-senderismo-detalle.php?id_seccion=390&id_padre=373&id_idioma=1


Saludes a todes

Dora la exploradora

Antonio, por lo que cuentas, creo que habéis aprendido la importancia de manejar cartografía. Los que tengáis nenes chicos en vuestro entorno, seguro que os habéis encontrado alguna vez canturreando la cancioncita.... ¡¡¡el mapa, el mapa, el mapa, el mapa,...... soy el mapa!!! Gracias a él, Dora logra siempre sus objetivos.


Ayer surgió espontáneamente algo que me pareció un excelente ejercicio. En este otro turismo que estamos viendo, el briefing, el timing y el polling suelen irse al garete. Porque las montañas están vivas y a veces hacen lo que les da la gana. Puede ser un inconveniente para la planificación de un viaje, pero si se sabe aprovechar puede ser un gran recurso. En esta ocasión fue el que Pepe nos regalase su ciencia y su arte más tiempo del previsto, y el solazo que cascaba tela y se nos echase la hora encima, pero en estos sitios no es raro que un águila te regale el espectáculo de sus artes de caza o que una manada de grandes herbívoros diseñe y ejecute un plan para cruzar de una vertiente a otra de un barranco siguiendo a su líder. El observar este tipo de cosas, suele llevar un rato y a la gente suele gustarle. El caso es que hay que irse adaptando sobre la marcha y dándole a la gente lo que quiere.


Lo dicho, el Buen Pepe y el Buen Lorenzo, hicieron que las rutas previstas tuvieran que modificarse. A alguien se le ocurrió visitar algo fuera de las rutas convencionales del Parque. Suele pasar. Los visitantes, a veces tienen ideas propias y pueden haber oído que en tal lugar hay no se qué o haber visto por la carretera una ermita en el quinto pino. El que paga, manda. Como buenos guías, desplegasteis el mapa sobre la mesa, calculasteis cosas, y un nuevo plan estaba en marcha. Al sanatorio, pues. Si al final hubieseis llegado, hubierais entendido el por qué llevaban a la gente a curarse allí. Además tiene una de las mejores vistas del Parque y de Sierra Nevada. Y fantasmas de la tele.


Hacedle caso a Dora. Consultad el mapa a cada poco. Id constatando por donde vais, que habéis dado cada curva que hace el camino, que subís o bajáis y que los barrancos que tendríais que ver están donde están. Os he insistido mucho en el manejo del mapa precisamente por eso, porque os abre un montón de posibilidades.


No os preocupéis por haber fallado. Estáis aprendiendo. Es normal. Yo estuve manejando mapas años cuando estudiaba; y cuando aprendí fue cuando tenía que llegar al sitio por narices. Y aún así, me he perdido alguna vez, antes de los gps.

Práctica, como casi todo en la vida. En la próxima salida haremos cositas con el mapa, pero no es suficiente, si queréis manejarlos con soltura. Tenéis la hoja 1009, en la que vivimos. Usadla cuando os aburráis mucho mucho, poquito a poquito. Dora tampoco enseñó a cantar a el mapa en dos tardes.


Saludes a todes


P.D.: Antonio joío, léete el folletillo del INFOCA que nos dieron en el CEDEFO, espero que te ayude a aclararte un poco más con la Consejería de Medio Ambiente y la Empresa de Gestión Medioambiental de Andalucia S.A. (EGMASA) , aunque a veces no es fácil saber donde empieza una y acaba otra. Ahora EGMASA se ha fusionado con la Agencia Andaluza del Agua, para formar la Agencia Andaluza de Medio Ambiente y Agua, pero sigue siendo básicamente lo mismo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Historia de un culo.

Hay dos formas de cagarla, la sencilla, la difícil y la imposible. Yo siempre elijo la imposible a no ser que sea ella la que me elije a mí. Hay que currarse mucho un fallo para abundar en él a pesar de que todas tus compañeras y compañeros te están advirtiendo del error. La parte buena de la equivocación de hoy ha sido que mis compañeras y compañeros, con todo, no me han tirado por un barranco ni me han retirado la palabra. Bajo mi humilde punto de vista de sabio, eso es lo mejor que me ha pasado hoy.


El error fue una tontería y se debió sencillamente a una mala lectura del mapa, que ya es delito perderse con un mapa pegado al culo. En este caso, al de Inga, con perdón, pues mi mapa se perdió hace mucho y utilicé el suyo, que iba dentro de su mochila. Si le hubiera hecho caso a Javier y hubiera doblado el mapa hasta convertirlo en una pequeña cuartilla en la que apareciera el recorrido entre la zona recreativa de la Alfaguara y el Sanatorio de Tuberculosos, lo habría mirado más menudo y cuando llegamos al primer cruce habría podido fácilmente saber que no había que coger el camino de la derecha sino el de la izquierda, que tenía una cadena en medio para impedirle el acceso a los coches. Todos dijeron que había que seguir hacia el Norte pero yo me empeñé, porque me lo había aprendido de memoria, en todo lo contrario. Cuando el camino empezó a descender en plan cabrón, Toñi me dijo varias veces que por allí no era, que aquello nos iba a llevar al quinto coño, pero no le hice ni puto caso, ella no había mirado el mapa, hablaba desde su intuición femenina, la intuición de una dama acostumbrada a caminar por el monte, todo hay que decirlo, mientras que yo, como un idiota, me fiaba cien por cien de mi particular lectura del mismo. Amigos, no hacerle caso a Toñi puede acarrear graves consecuencias. ¿Has oído, José Antonio? Si hubiera mirado el mapa con los ojos del Javier, si hubiera convertido el gigantesco pliego cuyo despliegue era un coñazo en una pequeña cuartilla, habríamos llegado sin problemas y sin cansancio al hospital de los fantasmas. Porque el camino correcto y el incorrecto eran muy distintos. El primero discurría paralelo a las líneas de nivel mientras que el segundo atravesaba varias. Esto es, el camino correcto era un paseo en llano y el otro era un infierno de cuestas. Pero había que verlo. En un momento determinado, mi propia intuición también me dijo que por allí no era. Empecé a sudar, quiero decir que seguí sudando, pero con más acopio, porque el sol caía de pleno y además me puse a cruzar una pequeña loma para llegar antes a lo que, según mis cálculos, debería de haber sido el sitio donde descansan las ruinas del sanatorio. El camino también debería de acabar allí pero el muy cabrón seguía descendiendo hacia sabes Dios dónde. Por suerte encontré un pequeño cartel con el logotipo de la Junta de Andalucía que informaba al senderista de varias cosas. Una, la distancia entre ese punto y el área recreativa de Puerto Lobo era de 2,7 kilómetros. Dos, un poco más abajo se encontraba el punto 4 del recorrido del Cerro Maullo. Hostias. Y tres, la distancia hasta el área recreativa de la Alfaguara era justamente de 3 kilómetros. Había otra información pero ya no la leí. Lo único que ocupaba mi mente en ese momento era cómo diablos le iba a decir a las chicas que había que darse la vuelta.


Por lo tanto, Javier, nos vas a perdonar, por mi culpa, ni yo ni ninguno de tus alumnos de Valderrubio podremos hacer el trabajo que nos encomendaste en la fuente de Alfacar. Me ofrezco a repetir la experiencia en solitario y a elaborar el folleto en nombre del grupo


Sin embargo, antes de darme cuenta de la cagada, la cosa fue bien. Verás fotos de encinas y de pinos, sobre todo de pinos, de algún enebro y de varias coníferas. También que en el área recreativa de la Alfaguara no había ni Dios, aquello estaba más vacío que un cementerio por la noche. Y que el sotobosque, inexistente en el pinar de la subida norte a Moclín al igual que en Sierra Elvira, aquí es muy abundante, formado en su mayoría por cosas que pinchan, no, por cosas que pinchan mucho, especialmente cuando caminas entre ellas con pantalón corto y con mucha prisa. Supongo que esas cosas son aulagas y encinas jóvenes, más cabronas que la madre que las parió pero que le dan al paisaje un hálito de vida descomunal. Las encinas jóvenes se llevan muy bien con los pinos. Es como si supieran que al tener un ritmo de crecimiento infinitamente más lento que el de sus amigos los pinos, les permitiesen a éstos vivir a sus anchas el tiempo que haga falta porque saben que algún día, por derechos de edad, todo aquello será suyo. Por otra parte, los pinos les ayudan abriendo el terreno, destrozando las rocas, permitiendo que las semillas de las encinas enraícen entre las grietas. Dentro de cien o doscientos años, y gracias a nuestros intrépidos guerreros del bosque, los montes de la Sierra de Huetor, de la Sierra de Beas, de la Sierra de Cogollos, de la Sierra de la Alfaguara y de la parte sur de Sierra Arana — ¿se me olvida alguna? —, estarán cubiertos por una clase de árboles que nunca debió de salir de aquí. Y quien habla de encinas habla de enebros, de cedros y de otros muchos cuyos nombres no voy a citar por purita ignorancia.


Me gustaría darles las gracias a los miembros del Centro de Defensa Forestal de Puerto Lobo. De hecho, me gustaría darles un abrazo a todos y a cada uno de ellos. Representan el Auténtico Espíritu del Bosque, cuyo acrónico sería AEBO. Javier habla de la luminosa sonrisa de los niños mientras se subían en el camión y en el autogiro, pero no debemos olvidar que antes de eso habíamos pasado un buen rato escuchando a los protagonistas de aquella historia, hombres dispuestos a enfrentarse al peor de los fuegos que pueden afectar al hombre, el forestal, que no se para quieto ni un instante, que corre por los cerros como un puñetero gamo y que no necesita senderos ni caminos para arrasar con todo, dispuestos a plantarle cara sin olvidar nunca su propia seguridad, porque sin ellos, estamos perdidos, y no debemos olvidar que los niños asistieron a las diversas charlas sin moverse del sitio y sin dar por saco en ningún momento. Probablemente no entendían con precisión de qué estábamos hablando, coordenadas, visuales, cruce de visuales, tiempo de respuesta, centro de coordinación, etcétera etcétera, pero a veces escuchaban la palabra fuego y sin duda sabían que aquellas personas se dedicaban a combatirlo. Sentían que aquellos hombres eran poderosos guerreros en persona. En el AEBO conviven técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y empleados de la empresa EMASAN. Ésta se encarga de poner en práctica el plan INFOCA. Se me olvidó preguntarle a Javier a qué corresponden las siglas. Se lo he consultado a Mister Google pero no me lo ha dicho. He visto titulares como LA PESADILLA DE INFOCA; UN AVIÓN DE INFOCA SUFRE…; FUERA DE PELIGRO EL PILOTO DE INFOCA; ACCIDENTE DE UN AVIÓN DE INFOCA EN ARENAS DEL REY (jóder, cerca de Granada); INFOCA, FORMACIÓN, LA INGENIERÍA AL SERVICIO DE LA FORMACIÓN, y cosas así pero ni una palabra del nombre completo del plan.


Y esa convivencia es perfecta. Se les nota felices por hacer su trabajo y saben que lo hacen muy bien. Después de pasar un rato con Pepe, el jefe o coordinador de los técnicos de Medio Ambiente, sé que aunque no hubiera conocido al marido de Toñi, nos habría atendido tan bien como lo ha hecho esta mañana. Al ser amigo de José Antonio, su dedicación le ha proporcionado a él y a nosotros un placer añadido. Me gustaría darle las gracias personal y públicamente por abrirme los ojos con respecto a los alambiques de esencias, por saber tanto de plantas y por la secuoya, lo juro, la secuoya me ha llegado al alma. En fin, amigos, ha sido un placer visitar el CEDEFO o CDFO, eso también se me ha olvidado preguntárselo a Javier y no pienso dirigirle la palabra a Mister Google en lo que me queda de noche. Un placer visitarlo y un honor compartir unas horas con esos héroes tan anónimos que velan por la salud de nuestros bosques. Solo el dolor por ver morir a una persona puede superar al dolor de ver cómo arde y desaparece un bosque. Si alguna vez organizo una visita a Puerto Lobo por ejemplo con Mamen y con los niños, y con la familia de mi hermano Franci, y con mis padres, hostias, y, ¿por qué no?, con Paco y Susi, con Lali y Amparo, y con Maciej, el polaco, para que se acojone un poco más de cómo hacemos las cosas por aquí, les pediré que formulen muchas preguntas y les contaré la visita de hoy para que sepan de qué va la cosa y hagan preguntas más prolijas y detallistas.


En fin, San Javier, gracias por dejarnos solos en el sendero. Y no lo digo con ironía. Lo digo porque es verdad. Si no me hubiera equivocado de sendero jamás se me habría ocurrido comprobar si la línea amarilla cruzaba las líneas de nivel o si discurría paralela a ellas. Te juro que nunca en la vida lo habría visto y que nunca en la vida se me va a olvidar. Que así sea. Sin embargo, aunque no pueda elaborar el folleto del sendero al Sanatorio de los Cojones, sí puedo decir que me fijé en las piedras que flanqueaban el camino a ninguna parte. Parecían los restos de una batalla. Diseminadas, sin ningún orden aparente, sin pautas comunes, deformes, cada una por su lado y algunas veces llamándose desde lejos como trozos de una línea hecha pedazos. Algunas partes de una misma roca parecían casi cálcicas pero el resto era otra cosa. La cámara de Puri, a quien se la arrebaté en contra de su voluntad, guarda constancia de ello.


A Toñi y a Inga debo decirles que las mollares están muy ricas. Me las he quedado todas pero ha sido sin querer. Lo consideraré un regalo.


Para compensar la frustración que a lo mejor sintieron mis compañeras, os comunico que no siento el culo. No ha sido por las almendras sino por la cuesta. La madre que la parió. Tengo cuarenta y seis años, casi cuarenta y siete, vamos, a punto de cumplirlos, y llevo seis semanas sin moverme porque tenía una o dos costillas rotas. Habría preferido morir a ir despacio ni pollas. Digamos que ha sido mi particular locura de cumpleaños. Todavía me duele el glúteo derecho. Como dijo Descartes, pierdo el culo, ergo existo. Las barranqueras eran inconmensurables y mi suegro nunca sabrá por dónde me he metido hoy con su Chrysler, pero hoy no me he hostiado. Yo creo que todo esto ha ocurrido porque el sábado es mi cumpleaños. Por eso Iván, en contra de su salud y del sentido común, decidió acompañarme después de una noche sin dormir, dos puntos, estudiando y sin parar de tomar café. Un regalo de compañía bajo circunstancias extremas. Mucho calor y la puñetera cuesta.


El regalo de Dani fue él mismo. Tan agudo en sus preguntas.


Estrella e Isabel me regalaron su decisión de esperarnos en una de las mesas del desértico merendero del área recreativa de la Alfaguara, después de dar un paseo, si hubieran seguido mis “sabios” consejos ahora las estaríamos buscando con el mismo helicóptero que luego vimos volar sobre Sierra Elvira, hacia Pinos Puente. Menos mal que no se distinguían humos ni malos humos por ninguna parte. .


Toñi ya me había hecho el regalo de Pepe pero su café con hielo y su pacharán también fueron obsequios.


Inga me regaló una buena charla en mi casa, mientras Ernesto y Aída se negaban a separarse.


Iván me regaló su inspiración en momentos y bajo circunstancias difíciles.


Otro regalo fue el equipo de senderismo que se inventó Puri. Puri es muy capaz de darle una nueva dimensión a las prendas de senderismo. Muchas gracias. Siempre seré tu amigo. Y no solo por eso sino también, y sobre todo, por el ron con cocacola.


Rut me regaló a Pablo.


Ni que decir tiene que no vimos al fantasma, o quizá fue él quien me inspiró para cagarla. Si es así, por algún motivo, no quiso que cumpliera uno de los sueños de mi vida. El Sanatorio de Tuberculosos de Madame Bertha seguirá siendo un misterio para mí. A Dios gracias.


Un abrazo a todes desde casi Mojácar.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Septiembre del año 2011. Miércoles sin culo.

Historia de un culo.

Fe de erratas. Acrónimo por acrónico.

Manitú y los autogiros

Hoy hemos sentido (y aprendido espero) muchas cosas... La majestuosidad de Sierra Nevada en el horizonte, el olor a mejorana y lavanda (de la de verdad), los doscientos puestos de trabajo que no hace tanto daba el monte, el buen rollo de mis excompañeros de la Consejería, ..... pero sobre todo me quedo con la expresión de los niños cuando les han puesto los cascos en el Bell. Yo siento el espíritu de Manitú en cuanto salgo del asfalto, algunos creo que vais por el camino, otros quizás no lo sintáis nunca... pero la cara de felicidad en esos enanos ha sido la caña y eso creo que lo hemos sentido todos.


Si el turismo es hacer feliz a la gente mientras son tus clientes, poneros en el lugar de los padres. Yo como papi, pagaría. Quizás no pernoctase en Alfacar, pero aun así... Otros recursos, otro turismo, y futuro para esos enanos. Y unos pillaos que han montado un negocio de ocio alternativo con unas pasarelas, cuerdas y tirolinas entre los pinos. No creo que les dé pal bmw nuevo, ya sabéis, pero...


Para que haya turismo de naturaleza y dispositivos de extinción, tiene que haber monte, para que haya monte tiene que haber plantas y bichos (y gente que lo trabajaba), para que haya plantas y bichos tiene que haber suelo, para que haya suelo tiene que haber rocas y agua y tiempo. De cada una de esas piezas del puzzle se puede contar algo, en unos sitios más en otros menos, pero si os ponéis las gafas de observar el entorno, algo encontraréis en cada rincón de éstas tierras.


Saludes a todes y que Manitú os acompañe.


P.D.: Lo pasado pasado está, siguen sin darme vicodina y la pierna me sigue doliendo igual. El dolor ofusca el entendimiento y saca un cierto punto borde. Excuse me. El día de hoy, lo rebaja y limpia la mente. Portáos bien, ¿fale?

martes, 6 de septiembre de 2011

A Javier

Potestad que yo respetaré siempre y que no he cuestionado en ningún momento. La triste anécdota de tercero de BUP solo es eso, una anécdota que me ha venido a la memoria mientras escribía la entrada. Nada que ver contigo. Perdona si te has sentido aludido. En cualquier caso, yo creo que las dialécticas siempre conducen a alguna parte salvo las bizantinas, y ahí está Sócrates para corroborarlo. El fondo norte, por la parte que me toca, solo pretendía extraer una lección positiva y enriquecedora de la extraña excursión del viernes. No era un ataque sino un intento de aprender a hacerlo mejor.


Nos vemos en la sierra.


Un abrazo.


Antonio Romera. Septiembre del año 2011. Martes.


PD. El blog no me permite insertar comentarios.


¿Por qué no te callas?

Si nos atenemos a las palabras concretas que le dirigió su Majestad Don Juan Carlos al presidente de Venezuela, así como a los signos de interrogación que las rodean, nos damos cuenta de que no era una orden sino una pregunta, una especie de duda mental pronunciada en voz alta. Al mismo tiempo, era una sugerencia, una invitación al silencio. A mi modo de ver, el “¿Por qué no te callas?” resulta más educado y simpático que el “¡¡¡Cállate!!!” a secas. Si alguien te hace la misma pregunta que nuestro Rey le dirigió a Hugo Chaves, lo lógico es contestarla. Pues mira, no me callo por esto y por esto y por lo de más allá, ofreciéndole a continuación al otro el derecho de réplica. En cambio, cuando te conminan a callarte con un imperativo categórico, incluso si se añade después un escueto “por favor”, ahí se acabó la historia. O te callas o te callas y ya está. Las personas que recurren al imperativo suelen ser padres y madres un poco demasiado autoritarias, curas, militares, policías, jueces, incluso profesores. Hace muchos lustros que un profesor no me mandaba callar en clase y por eso hoy me he quedado como cuando alguien miraba a los ojos de Uma Thurman en su papel de Medusa, con la carne más dura que un fósil del mesozoico, y eso que sólo había dicho “Yo creo…”. ¿Sabía Don Javier lo que venía a continuación del creo? Ni siquiera yo lo sé. La censura es lo que tiene. Muchas veces se corta la secuencia solo por si acaso. Lo curioso es que un rato antes también me había mandado callar y ni siquiera había abierto la boca. Solo estaba escuchando lo que alguien me decía. Hace muchos lustros, cuando estaba en tercero de BUP, el profesor cuya asignatura me resultaba más grata, Ciencias Naturales, me pilló escuchando a mi compañero de pupitre, a éste ni lo miró pues se trataba de Carlos Andrés, un muchacho de sobresalientes que solía caerle bien a todo el mundo porque tenía cara de santo aunque en realidad fuera más cabrón que un dolor, pero a mí me obsequió con una gran bronca y luego me colocó en el último rincón de la clase, más solo que un lobo estepario expulsado de la manada. Esta mañana he tenido la sensación de que todavía sigo allí. Pero, vamos, de buen rollo.


Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Septiembre del año 2011. Martes.

domingo, 4 de septiembre de 2011

A mis compañeros me gustaría

Pedirles perdón de antemano por lo que voy a decir ahora. No pretendo ser la conciencia del grupo y nadie me ha pedido que cuente la crónica del curso, no obstante, lo hago, lo estoy haciendo, básicamente porque somos libres de pensar y de reflexionar sobre el pensamiento del otro.


Esta mañana, mientras le daba vueltas a la excursión del río Velillos y al comentario de Javier y recordaba lo que nos dijo en clase el jueves, he llegado a una conclusión más bien triste: Si debíamos enamorar a nuestro empresario, fracasamos. El profesor nos advirtió de antemano que no íbamos a ejercer de “freakis del andar” sino que íbamos a dar un paseo tranquilo. En pocas palabras, le abandonamos a su suerte en la retaguardia del sendero. Sólo Isabel y Estrella se mantuvieron a su lado en todo momento. Las cosas como son. Estamos aquí para aprender y también se aprende de los errores, de hecho, se aprende más de los errores que de los aciertos. Si nos contrata un empresario muy atlético a quien le gusta caminar a toda hostia, nosotros, que necesitamos ese trabajo como el comer, nos entrenaremos para seguir su ritmo, y si el empresario es un tipo que se detiene delante de cada bicho y se pasa diez minutos mirándolo, por mucho asco que nos den los bichos, nos convertiremos en entomólogos al menos durante un día y observaremos a los insectos como si en ello nos fuera la vida. No somos niños, algunos incluso llevamos en este mundo más tiempo que nuestro profesor, es lógico que éste nos trate como a adultos y deje que seamos nosotros quienes tomemos nuestras propias decisiones. Estoy convencido de que podemos hacerlo mejor. Convencer al empresario una vez concluido el sendero no es una opción. Hay que seducirlo sobre la marcha. Pero no os preocupéis, a veces, el aprendizaje nos llega de los acontecimientos más insospechados.


Por último, me gustaría dejar claro que esto no es una rectificación a mi anterior entrada sino un añadido. Insisto en que esperábamos mantener una buena charla con Javier en cada una de las paradas programadas. Las paradas ocurrieron según lo previsto y en los lugares indicados, pero las charlas se esfumaron cuesta arriba. Sigo pensando que fue una buena excursión, aunque el empresario se nos vaya a la competencia.


Un abrazo.


Antonio Romera


Mojacar. Septiembre del año 2011. Domingo sin liga.


sábado, 3 de septiembre de 2011

Descartes y los pollos. Un comentario al comentario de Javier.

Te agradezco sinceramente tu comentario pero no sé qué decirte. La gente no se hace geólogo ni zoólogo ni aprende a distinguir las plantas en unos cuantos días, por mucho interés que le ponga. A mí también me habló el río, solo que su lenguaje era un tanto ambiguo para mis precarios conocimientos. Ya suponía que la turbidez era debida al tipo de terreno que atraviesa el cauce pero no habría sido capaz de explicarlo con la sencillez y maestría de un experto como tú. Y nunca se me habrían ocurrido los interesantes experimentos que propones a toro pasado. La pregunta es, ¿por qué no los propusiste in situ? Habíamos buscado un in situ ideal para que tu sapiencia fluyera y nos empapara a todos como nos empararon a Iván y a mí las frías aguas del río. Yo creo que en una excursión caben muchas cosas, naturaleza, sabiduría, relaciones humanas y un poco de entretenimiento. Es posible que no leyéramos bien la finalidad de esta salida y que la corriente alterna de información entre profesor y alumnos se cortocircuitara en algún momento, sin embargo, no fue por falta de interés sino más bien de oportunidad. Habíamos preparado una serie de historias para amenizar el desayuno y el almuerzo; habíamos buscado las pintadas rupestres de Corcuera; conocíamos los grafitis paleolíticos que aparecen a lo largo de la ruta de Tózar; Iván trajo para agasajarte un exquisito caldo con sabor dulce elaborado en su propia casa por él y su padre; Toñi y Rut trajeron tortas y galletas; Puri pretendía brindarte un licor de mora de las Alpujarras que luego, debido a la mala suerte, se derramó en su mochila y en la Chrysler de mi suegro y, en fin, te perdiste el abrazo arbóreo de Isabel, la tertulia en torno al mismo y las cosas que la propia Isabel me contó bajo los pinos democráticamente invasores de la subida norte a Moclín. En cuanto a la iglesia, bueno, como tú dices, cuando toca, toca, y si llevas razón, llevas razón. Entre 1947 y 1949 fue sometida a una importante restauración y, entre otras cosas, se construyó un nuevo retablo en estilo neoclásico sin tener en cuenta que el original era renacentista.


Descartes dijo que pensar es existir y Kant dudaba de la razón pura. Ninguno de los dos eran andaluces. En vez de charlar con sus amigos se dedicaban a pensar y a criticar, pero no a pensar en las delicias de la vida bajo un cálido sol de septiembre a orillas de un hermoso río, ni a criticar a sus vecinos o a sus cuñados. ¿Qué diferencia hay entre el pienso de Descartes y el pienso de los pollos? ¿Sabía Descartes que no es lo mismo de higos a brevas que de brevas a higos? ¿Acaso probó alguna vez en su vida Kant un higo o una mora de la ribera del río Velillos? Y otra cosa, ¿existe realmente la condición humana? Yo, metódicamente, tiendo a dudarlo.


En cualquier caso, coincido contigo en que la ruta es preciosa y que podría dar mucha más de sí.


Un abrazo.


Antonio Romera


Mojácar. Septiembre del año 2011. Sábado 3.


viernes, 2 de septiembre de 2011

Velillos a la mar.

Estoy convencido de que, tarde o temprano, el agua del río Velillos acaba llegando al mar, o más bien al océano porque, en contra de lo que pudiera pensarse, su destino último no es el Mediterráneo sino el Atlántico.


Las aguas del río Frailes, también llamado Velillos, se juntan con las del río Cubillas, igualmente turbias, limpias ¿? y frescas, y luego ambas se mezclan con las del Genil, con las del Darro y con las del Beiro, entre otros, para acabar enriqueciendo al gran caudal histórico que pasa por Sevilla y desemboca en Sanlúcar de Barrameda.


Pasear por la ribera del Velillos, cuyo acento es jienense ni pollas, es como adentrarse en un mundo antiguo de artistas paleolíticos y árboles que probablemente contemplaron la caída del Reino de Granada en tiempo real. Entre Olivares y Moclín, el río nos cuenta una historia milenaria de agua y roca que todavía sigue componiendo la melodía de la creación, pues el matrimonio aún perdura, y también nos susurra secretos de nosotros mismos, de lo que somos capaces de hacer y de sentir en un momento determinado.


A estas alturas, unos seiscientos metros por encima del nivel del mar, debo admitir que en este curso de guía de ruta nada sale como estaba previsto sino mucho mejor. De algún modo misterioso y tal vez poético, las cosas adquieren una dimensión casi sobrenatural conforme se van desarrollando. Paso a paso, más que de ruta, nos vamos a convertir en guías espirituales, precursores de un nuevo turismo al que podríamos denominar existencial.


Esta vez no me llevé ninguna cámara (el día anterior había hecho 107 fotos a cuatro megas cada una con la de Inga), sin embargo, siempre guardaré en mi memoria un archivo de imágenes del río Velillos que ningún aparato inventado por el hombre podría reproducir jamás por muchos megabytes que posea. Verbigracia, Rut espiritualizando con Dani justo después del almuerzo, Dani bromeando con un colega del Camino de Santiago que seguramente regresaba de allí, Javier charlando con su GPS y con la naturaleza en general, Iván explicándome detalladamente el sendero más adecuado y menos escarpado para llegar al agua y trotando cuesta abajo como un zulú hacia Olivares, Estrella amando a Lorca, Isabel abrazada al nogal bajo cuya sombra Toñi derramó el vino, Toñi siempre Toñi con su sonrisa y su maternal acopio de cosas ricas y sus decisivas decisiones que cualquier otra persona con menos arrestos sería incapaz de llevar a cabo, Inga preocupándose por la brizna de hierba que los dioses colocaron delante de mi cara, y, bueno, las sacrosantas piernas de Puri, por cuya superficie las gallinitas del frío trataban de escapar de la hipotermia y de la tormenta que en esos momentos empezaba a descargar sobre el tejado de la terraza de la cafetería de Moclín donde pusimos un punto y aparte hasta el martes o el miércoles de la semana que viene.


En la bolsita de plástico que tan amablemente me regaló Estrella guardé aromas y hojas y un poema de García Lorca donde el limo y las estrellas se afianzan en una corriente de amores imposibles pero reales. Amigo, si de verdad te la llevaste al río creyendo que era mozuela, ella te llevó al huerto pensando en la eternidad.


Y de eso se trata, compañeros, de la eternidad, todo lo demás carece de importancia.


Salvo un abrazo bien dado.


Para todas y cada uno de vosotros.


De Antonio Romera


En Sierra Elvira, en algún lugar de Septiembre del año 2011. Aquí, a la espera un poco de magnífica inspiración.