Bienvenidos a nuestro blog

Bienvenidos al blog del curso de guía de ruta de Valderrubio.
Aquí podrás encontrar algunos consejos sobre viajes y bonitos lugares para visitar en toda la Vega y Granada en general.
Las rutas del blog están diseñadas y guiadas por nosotros mismos
Espero que te gusten y te sirvan para pasar más de un buen rato.

domingo, 15 de abril de 2012

El dilema de Mojácar

Este fin de semana se está celebrando en Mojácar la Spring Party, una fiesta organizada no para mejorar la condición del ser humano sino con el objetivo concreto de atraer turismo en una época del año en que el turismo está en cualquier parte menos aquí. Detrás del evento se encuentran algunos garitos de moda como el Mahoi y el Mandala, pero no el Ayuntamiento. Éste no solo no apoya el happening sino que lo desaprueba abiertamente al considerar que nuestra juventud consituye un turismo muy peligroso. Frente al turismo tranquilo de parejitas y familias con hijos, frente al turismo anglosajón de la tercera edad, que busca un lugar sosegado y soleado, un remanso de paz y armonía, está el turismo joven, asociado muy a menudo con la delincuencia por parte de los poderes públicos y de muchos vecinos ingleses y españoles de Mojácar, aunque ni ellos ni sus antepasados nacieron aquí. Por lo visto, ambos turismos son incompatibles en un mismo espacio en desarrollo. La pregunta que se hacen estos días muchos empresarios del sector y a la que ya había respondido el Ayuntamiento, es cuál de las dos opciones preferimos para Mojácar.


Algunos establecimientos hoteleros como mis vecinos de Mojácar Vista se negaron a contratar el servicio de hospedaje que les solicitaba la organización de la fiesta, acogiéndose así a la opción del turismo tranquilo. Pero la diferencia entre los marchosos jóvenes y los sosegados matrimonios no es solo el ruido, además, está la estacionalidad, un concepto que nos explicó muy bien Inés. Resulta que quienes buscan tranquilidad son más estacionales que quienes buscan las tres emes de la canción, y si pensamos en términos laborales, como hacen los del PP de Mallorca para destrozar las playas vírgenes con multihoteles de lujo, el turismo menos estacional crea más puestos de trabajo que el otro, porque para bailar y conocer a gente no hace falta que haga buen tiempo. Por el contrario, el turismo estacional siempre está mirando al cielo por si encuentra en él alguna señal que le aconseje anular la reserva. Este fin de semana han acudido a Mojácar más de mil quinientos jóvenes que andarán entre los veinte y los veintisiete años de media; al igual que nosotros, muchos establecimientos hoteleros se han visto prácticamente desbordados, pero no abordados, por una ola de clientes semejante al gran tsunami del verano. Si no es por ellos, éste habría sido uno más de los aburridos y vacíos fines de semana no estacionales de Mojácar.


Y en contra de lo que pudiera haber previsto el Ayuntamiento en sus peores pesadillas, Mojácar sigue intacta. En nuestras casas habrán pernoctado desde el viernes unas sesenta personas, los quince apartamentos de El Gran González han estado a tope cien por cien, ocupados por presuntos piratas del ron y el mojito, presuntos salvajes descerebrados que sin embargo solo buscan alejarse un poco de la indignación cotidiana que nos afecta a todos últimamente, no obstante, hemos devuelto todas las fianzas sin ningún problema, el único percance ha sido una mesa rota y una fianza sin devolver, nada que suponga la ruina para nadie. Eso sí, a lo largo del Paseo del Mediterráneo llegué a contar hasta tres controles de la Guardia Civil.*


Antonio Romera


Mojácar. Abril del año 2012. Domingo 15.

domingo, 1 de abril de 2012

Todavía recuerdo vuestros nombres.

Hola de nuevo a todos los que estéis ahí y también a los que no. Yo pertenezco a los del primer grupo puesto que no me he olvidado de ninguna de vosotras ni de ninguno de vosotros, ni mucho menos de este simpático blog. Me gustaría felicitar a Estrella por su reciente incorporación al Facebook, en cuyas entrañas ya se mueve como una experta, y darle las gracias porque a veces le gusta lo que aparece en mi muro. También tengo un recuerdo para Isabel y para Toñi, otras dos de los doce o trece lectores que poseo en el mundo. En cuanto a Puri, a Iván, incluso a Eva, la de Chimeneas, a Rut y a Inés, siempre siento que están cerca gracias a las nuevas tecnologías. De Inga solo sé que debe seguir en Canadá a no ser que se haya mudado a algún país caribeño, a juzgar por la foto que ha colocado en su perfil. En Inés he pensado mucho últimamente mientras trataba de crear un blog que se llamaría El perro que vino a cenar. Creo que he llegado a crear ocho blog con ese nombre y a perderlos a continuación en los abismos del ciberespacio. Cuando ya parecía que lo había conseguido y estaba a punto de estrenarlo con mi primera entrada, recibo un mensaje en el que se me dice que aquello solo es una miserable demostración del producto, y que dentro de un mes me pasarán un presupuesto por si acaso me da por comprarlo. Sí qué pensé mucho en Inés y en el mérito que demuestra en los cursos que imparte al crear un blog para cada uno de ellos. Llegué a inventarme tantas claves o contraseñas que a lo hora de acceder a los sitios no había manera de dar con la correcta, la que correspondía en cada momento. En fin, una pesadilla. Pero ya está hecho y quiero compartirlo con vosotros, al menos que sepáis que existe, se llama www.elperroquevinoacenar.blogspot.es. Si bien, a día de hoy no he dado con las claves secretas para subir fotos. De modo que si alguien me explica cómo se hace me ahorraré un montón de maldiciones. Por otra parte, anoche, después de escribir la fábula del delantero y las puertas, no sé por qué, me acordé de Isabel. Pensé que Estrella podría leerlo en el Facebook, pero Isabel no está en Facebook, lo cual no significa que no exista, y como existe, y como siempre me sentiré en deuda con todos mis lectores por serlo, se me ocurrió publicar ese texto también aquí.


Un abrazo.



Fábula del delantero y las puertas.


El delantero aprovechó un error de la defensa y se quedó solo ante el portero. El balón venía centrado a ras de suelo desde la derecha, pero él no llegó a recibirlo. El defensa que se interpuso tampoco consiguió controlarlo ni rechazarlo sino todo lo contrario. Puede que el compañero que tenía al lado le impidiera moverse con soltura y agilidad. El ariete le arrebató la pelota aprovechando un error que podría haberse solventado en medio segundo. Se encontraba a unos tres metros de la portería y se dirigió hacia ella amagando con tirar. El único obstáculo que tenía delante era el portero. La parte derecha de la portería estaba cubierta por dos o tres defensas que ya corrían hacia el otro lado como si en ello les fuese la vida. El muchacho hizo un sencillo y casi inapreciable gesto con la cintura y acto seguido el portero ya era historia. Ahora su posición era perfecta, solo y con media portería completamente vacua y expedita y con tiempo suficiente para apuntar, concentrarse y disparar. Pero él no disparó sino que siguió conduciendo el balón hacia la red como si quisiera clavarlo dentro con su firma impresa. Mientras tanto, los defensas de la derecha se acercaban y la puerta se iba cerrando cada vez más, cada vez quedaba menos espacio libre, cada vez se iba requiriendo más precisión y premura para no fallar. Diez centímetros antes de pisar la línea de gol, le dio un suave toque al balón y éste pasó a escasos centímetros de una bota rival y casi rozando el palo, pero gol. Con esta sencilla maniobra de alto riesgo, el delantero no solo consiguió concentrar la atención de todo el mundo en el tanto sino también en la manera de realizarlo, como si hubiera querido arrebatarle el mérito al defensa que erró el despeje y dejar bien claro que podían remontar y ganar con mucha clase. Entonces, lo que parecía imposible, lo que había estado pareciendo imposible durante cincuenta minutos —primero 1-0, luego 2-0—, se convirtió en una realidad de gritos y celebraciones en apenas quince o veinte. Tres goles seguidos y victoria por 2-4. Esto ha ocurrido hoy en Guadix, en un partido oficial de infantiles. Poco después de llegar a casa, el delantero ha querido lavarse las manos para cenar y al entrar en el cuarto de baño, solo Dios sabe cómo, él mismo se ha pillado el dedo corazón de la mano derecha con la puerta en uno de esos accidentes domésticos que nadie espera que ocurran. Al tío incluso le ha salido sangre de la uña y ha estado gritando durante mucho más tiempo que el dedicado por sus compañeros y entrenador y el cincuenta por ciento del público a celebrar su gol. Si lo pensamos bien, la conclusión o moraleja que se extrae de todo esto es que a las puertas las carga el diablo, y que utilizar jarapas como puertas resulta mucho menos peligroso que las puertas propiamente dichas, un principio que ya aplicaban nuestros antepasados más remotos de las Alpujarras; pero también podemos pensar que por muy bien que juegues dentro del campo, por mucha clase que tengas con el balón, una simple bisagra puede amargarte la noche.


Antonio Romera


Mojácar. Marzo del año 2012. Sábado 31.



martes, 7 de febrero de 2012

¡QUE SABE NADIE...!!!!!!!!

El padre de una amiga decia que si hubiera sabido que iba a vivir hasta los 83 años, que ya tenia cumplidos, hubiese cuidado más su cuerpo para no tenerlo tan "hecho polvo"

Mi abuela no era inglesa.

El buen turista debe cuidarse para depender siempre de sí mismo. Durante mucho tiempo, distinguíamos a las mujeres extranjeras de cierta edad que visitaban nuestro país no sólo por el colorido de sus vestidos, impensable en ese mundo tan paradójicamente oscuro que llevaban nuestras madres y nuestras abuelas, sino también por esa forma pizpireta de moverse y de enfrentarse a las cosas en general. El único turismo que hacía mi abuela paterna desde mucho antes de ser mi abuela consistía en ir a Granada caminando una vez al año, desde Motril, para asistir a las celebraciones de la Virgen de la Cabeza. Turismo religioso y deporte de riesgo no apto para cualquiera, pues requería un estado de forma excepcional. Mi abuela se pasó toda la vida trabajando en el campo, era una mujer dura que no se acojonaba fácilmente, que fue abandonada por su marido durante la Guerra Civil y que luego enviudó demasiado pronto. No sé si las extrovertidas inglesas habrían sido capaces de caminar toda una noche para llegar a Granada por esos caminos de Dios, pero sí sé que a su edad, mi abuela parecía absolutamente decrépita. La artritis le había comido las manos y a partir de los sesenta sus dolores de espalda se agudizaron hasta dejarla prácticamente postrada en una silla de anea. A pesar de la artritis y de la espalda, todos los días cosía, leía e iba al ambulatorio a por medicinas y a las novenas de las beatas. Pero a la edad que lucían las extranjeras, ella nunca se habría vestido como las turistas ni habría salido de su país ni habría podido pasarse un día entero viendo iglesias y monumentos. Con setenta años, el único turismo que hacía mi abuela era el literario. Mientras que las inglesas parecían mucho más jóvenes, a ella le ocurría todo lo contrario. Sus setenta años eran como ochenta o noventa en países más desarrollados.


En principio, al aumentar nuestra esperanza de vida, aumenta también nuestro tiempo para el turismo y nuestras posibilidades de elegir entre un amplio abanico de propuestas. Sin embargo, vivir más años no significa de por sí que nos encontremos en condiciones de hacer todo los que nos apetezca. Si por ejemplo hemos llevado una vida pródiga en excesos con la bebida y con la comida es más que probable que de nuestras futuras rutas turísticas se descuelguen todas las gastronómicas y todas las vinícolas y todas aquellas que se alejen más de cincuenta kilómetros de un hospital. Es verdad que el turismo de clínicas y balnearios requiere justamente lo contrario, pero, como su propio nombre indica, es un premio de consolación, una demostración obscena de que ya no dependemos de nosotros mismos. No se trata pues de vivir más años, sino de seguir vivo y coleando. En la vejez, la salud es el reflejo de nuestra biografía, una imagen invertida de lo que fuimos. Quiere decir que si nos cuidamos y no somos demasiado díscolos, luego podremos serlo durante más tiempo.


Un abrazo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Febrero del año 2011.

miércoles, 18 de enero de 2012

La verdadera historia de la calle del Hombre de Palo.

Guissepe Toriani era conocido en Toledo como Juanelo Turriano. Dicen que trabajó para Carlos I, Felipe II y Carlos V, y que su talento era similar al de Leonardo da Vinci. Construyó un ingenio para subir el agua del Tajo hasta el Alcázar. Vivía en la calle Aserías o Asaderías o algo parecido, que pasó a llamarse del Hombre de Palo más tarde. Felipe II se llevó el esplendor de Toledo pero no se llevó al italiano y, aunque éste se hizo muy amigo de Carlos V gracias a un planetario que le construyó, la decadencia de la ciudad arrasó también con sus sueños de fama y esplendor. Dicen que pasó hambre y que, para no verse sometido a la humillación de pedir limosna, él, que había trabajado para los monarcas más poderosos del mundo, que había llevado agua al Alcázar, que era conocido y respetado en todo Toledo, se inventó un sustituto, construyó un hombre de madera, un autómata, cuya misión era recibir las limosnas de los parroquianos y entregárselas a su dueño. Con todo, el pobre hombre murió en la miseria y su historia es muy parecida a la de Toledo, una historia de glorias que se desvanecen y recuerdos que abrasan, de riquezas que pasan de largo. Al igual que esta ciudad, la vida de nuestro hombre se hizo provinciana y anónima y extremadamente mísera. Su biografía se perdió en los entresijos de la leyenda y ahora no es más que otra capa de olvido sobre Toledo.


Antonio Romera


Sierra Elvira. Enero del año 2012.