A veces, todo sucede al mismo tiempo. El calor, las obligaciones, las visitas inesperadas, las vacaciones, las averías mecánicas y el desasosiego. Agarrarse a las nueve de la mañana y dar de mano a las dos parece una cosa fácil pero no lo es, porque corremos el peligro de que el expreso de la vida nos deje tirados en alguna estación perdida en el país de A Tomar Por Saco. Cinco horas dan mucho de sí, uno puede discutir y debatir, puede reírse, cabrearse o hacer como si no, incluso puede aprender. El aprendizaje es una cosa muy seria. Es verdad que el mundo está hecho una mierda, pero poco podemos hacer unos simples guías de ruta, salvo elegir rutas limpias si es que hay alguna. La industria del turismo no es precisamente la más contaminante de las industrias aunque también contamine lo suyo. Yo tengo una conciencia medioambiental de andar por casa. Por ejemplo, sé que nunca me voy a interponer entre un arpón y una ballena porque ya hay otras personas que lo hacen por mí, tampoco fui a limpiar el chapapote, ¿para qué?, si Rut se puso de chapapote hasta el cuello para dejar Galicia limpia por mí. Si ni siquiera puedo conseguir que mis hijos apaguen la luz cuando salen de sus dormitorios o que no pidan más comida de la que pueden digerir, ¿cómo voy a convencer al mundo de lo que significa el consumo inteligente? Las enseñanzas medioambientales de Javier me parecen muy oportunas y creo que se pueden aplicar a cualquier cosa que hagamos o que digamos. Por otra parte, es más que probable que los turistas que se apuntan a rutas de senderismo sean los más concienciados de todos. Poco podemos enseñarles que ya no sepan. Trato de encontrar el nexo de unión entre el turismo y la necesidad de proteger nuestro planeta, pero cuando estoy a punto de llegar a una conclusión, acabo donde el principio. Porque precisamente las personas que más contaminan no hacen turismo puesto que no son personas sino intereses internacionales, grandes empresas, potencias económicas para las que no existen lugares inviolables. Le cuentas al presidente de una de esas multinacionales que los recursos se agotarán dentro de cincuenta años y él te dirá, muy bien, pero yo tengo un yate que te cagas. Y todos viajaremos con él en ese yate porque lo habrá comprado gracias a nosotros.
Un abrazo, marineros.
Antonio Romera
Sierra Elvira. Junio del año 2011. Martes 28.
Hola otra vez querido amigo. El turismo no contamina? en nuestro país es tal vez lo que más haya contaminado hasta ahora, si no, mira la cantidad de maravillosas playas y encantadores pueblecitos de pescadores que hemos destrozado, en aras a la especulación inmoviliaria despertada por turismo y ensalzada por los dueños de los yates que te cagas, mientras la población ha permanecido impasible pensando sólo en lo suyo. A qué esperamos para movilizarnos? muchos ya lo han hecho y cada vez más, porque hay otro turismo, otro desarrollo y otras miles formas de hacer las cosas.
ResponderEliminarMuchos besos
Perdón por inmobiliaria con "v" ahora no me deja corregirla, pero me he dado cuenta que no penséis que la exprofe tiene faltal, aunque algunilla siempre se escapa jejeje
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